El trabajo de las mariscadoras gallegas

El marisqueo a pie en Galicia

El marisqueo a pie es una actividad ancestral que requiere de conocimientos específicos transmitidos de generación en generación entre las mujeres mariscadoras. Más de 5.000 personas en Galicia se dedican al marisqueo a pie y, de ellas, alrededor del 80% son mujeres. La representación femenina es predominante en este trabajo, que es también el principal sustento de muchas familias gallegas.

Su labor es tan ancestral como artesanal, ya que como su nombre indica, se realiza a pie, sin emplear maquinaria alguna, solo las manos y algunos utensilios y artes específicas como la “pinza”, el “anciño”, la “sacha”, el “ganchelo” o la “aixada”.

Así, con trajes de aguas y botas, estas artesanas del mar recolectan mariscos bivalvos entre la arena, las piedras y el lodo. Mariscos tan codiciados como la almeja fina, la de mejor calidad, o las navajas de las rías, pero también berberechos, almeja roja, almeja babosa, almeja japónica y longueiróns. Tras la dura jornada se dirigen a la lonja donde se subastarán los productos.

Mariscador
Utensilios para el marisqueo

Lo habitual es dedicar 6 meses del año a la extracción de bivalvos, mientras que los otros 6 los dedican a labores de cría, vigilancia y mantenimiento en la ría. Toda su labor es un ejemplo de la unión del ser humano con la naturaleza, su trabajo se gestiona de forma inevitablemente sostenible. Aquí no se usan tratamientos ni ningún tipo de sustancia que haga crecer el marisco, todo se hace a mano y todo depende del ecosistema de las rías.

Se podría decir que, mientras los ecosistemas de las rías permanezcan sanos, las mariscadoras no tendrían ningún enemigo que entorpeciese su trabajo, pero lamentablemente, esto no es cierto. Además de ser uno de los sectores más castigados por la pandemia de la Covid-19, las mariscadoras aseguran que el marisqueo furtivo y el mercado negro les hace mucho daño al no respetar las cuotas y los periodos de veda, con lo que cada vez encuentran menos ejemplares en sus rías. Por el contrario, si ellas exceden las cuotas o faenan fuera del horario autorizado, se arriesgan a ser multadas o incluso a perder la licencia.

Con todo, el marisqueo a pie representa cerca del 40% de la producción de bivalvos en el medio natural y supone una facturación de alrededor de 23 millones de euros al año.

Por todo ello la actividad de las mariscadoras es sumamente importante, porque aúna tradición, cultura, respeto por el medio ambiente y, además, es un motor económico que atañe al desarrollo rural, a las plazas y mercados, al turismo, a la hostelería y a la restauración.

 

Un sector que recupera del golpe de la pandemia

Los meses de confinamiento y el cierre de la Horeca golpearon duramente a este sector, a pesar de que el marisqueo no se prohibió en ningún momento al considerarse una actividad agroalimentaria esencial.

Por un lado, el coronavirus entorpeció la labor de las mariscadoras durante meses que, debido a la falta de mascarillas y el elevado riesgo de contagio, no pudieron salir a trabajar hasta finales de abril, en el mejor de los casos. Al principio lo hacían por turnos, alternando con el marisqueo a flote para no juntarse demasiadas personas en las lonjas. Como a todos, la gravedad de la pandemia les pilló por sorpresa, y hubo que buscar alternativas e improvisar para buscar soluciones.

Por otro lado, el cierre del canal Horeca (hostelería, restaurantes y cafeterías) ahogaba las posibilidades de sacar sus productos al mercado. Y es que solo entre bares y restaurantes se adquieren, en condiciones normales, el 80% del producto que sale de las rías gallegas.

En este sentido, y para compensar la inactividad por la covid-19, la Consellería del Mar de la Xunta de Galicia invirtió más de 5,2 millones de euros en ayudas para el marisqueo a pie.

Este año, la campaña estival ha sido muy buena para el marisqueo que ha recuperado las ventas de forma importante. Con todo, es probable que este aumento en las ganancias no haya compensado las pérdidas acumuladas en los meses de confinamiento.

Además, y al igual que en otros muchos otros sectores que dependen en gran parte de la Horeca (como el del vino gallego), el futuro se presenta incierto y el temor a que haya nuevos cierres en la hostelería a causa de los rebrotes es cada vez mayor.

Como consumidores podemos aportar nuestro grano de arena y favorecer al sector consumiendo productos locales, debidamente etiquetados, en los mercados y plazas, visitando los lugares de producción y los restaurantes que cocinan sus productos. Y es que, en lugares como Galicia el turismo, la gastronomía, la economía y el desarrollo rural están muy unidos.

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