¿Conoces el Samaín gallego?

El Samhain de los celtas y el Samaín de Galicia

La palabra Samaín proviene del vocablo celta Samhain, que en etimología gaélica significa “fin del verano”. Para los celtas el Samhain marcaba el fin de las cosechas, la transición al año nuevo (que comenzaba con la estación oscura) y también la apertura al otro mundo. Esta festividad fue absorbida y transformada primero por la romanización y después por el cristianismo, dando lugar al día de Todos los Santos y la noche de difuntos, tradiciones que en los países anglosajones dieron lugar a la fiesta de Halloween (acrónimo de All Hallows’ Eve que significa “víspera de Todos los Santos”). Una celebración que se ha popularizado enormemente en EEUU y cuya influencia cultural sobre Europa ha propiciado el “retorno” de una festividad que se originó en el viejo continente.

Sin embargo, en algunos de los lugares más recónditos de Galicia (donde el nombre original celta apenas ha variado, el Samaín), Castilla León y Asturias las costumbres y tradiciones paganas del Samhain se mantuvieron vivas a lo largo de los siglos. Del mismo modo, las celebraciones cristianas de la noche de difuntos mantienen la mayoría de las costumbres paganas de origen celta que se han ido modernizando a lo largo de los años pero que, en esencia, son prácticamente las mismas.

La celebración del magosto, cuyas fechas coinciden con las de Samaín, y la leyenda de la Santa Compaña (en Galicia) y la Güestia (en Asturias) están muy vinculadas al Samhain. De estas y otras costumbres del Samhain que se mantienen vivas en el Samaín gallego y en las tradiciones cristianas de nuestros días os hablamos en este artículo.

 

Las costumbres del Samaín y la mitología celta

Para los celtas la noche del decimotercer ciclo lunar del año, que en nuestro calendario es la del 31 de octubre al 1 de noviembre, marcaba el año nuevo y el final de las cosechas. Así, el Samhain representaba también un momento de transición a la época oscura en el que la frontera entre el mundo terrenal y el “más allá” se estrechaba. Por ello, recordaban a sus ancestros y se disfrazaban para ahuyentar a los espíritus malignos y que no los reconocieran como humanos. También dejaban alimentos fuera de las viviendas para contentar a los espíritus, una tradición que se ha convertido en la actualidad en las visitas de los niños disfrazados a las casas pidiendo dulces.

Los sacerdotes celtas, o druidas, realizaban ofrendas con alimentos a la divinidad Lug (Lugh o Lugus) en los bosques sagrados abriéndose un portal de comunicación con el “más allá”. En su camino al bosque, los druidas portaban un nabo hueco con carbones incandescentes en su interior que representaba al “espíritu del fuego universal” y que les daba poder. También era costumbre encender hogueras en diferentes puntos de los poblados para protegerse de los malos espíritus.

Con el paso de los siglos muchos aspectos del Samhain evolucionaron en Europa. Algunas costumbres, como hacer luminarias con nabos al principio y posteriormente con calabazas, o ataviar a mujeres y niños con collares hechos de castañas para atraer a los buenos espíritus y ahuyentar a los malos, son muy antiguas en Europa. En Galicia hay una relación muy estrecha entre el Samaín, el magosto y la noite meiga, que se celebran en prácticamente las mismas fechas.

Muchos consideran también que la leyenda de la Santa Compaña en Galicia y la Güestia en Asturias tienen su origen en la mitología celta y en la creencia de que las almas de los difuntos caminan entre las de los vivos en la noche de Samaín.

Santa Compaña
Representación de la Santa Compaña

En varios lugares de Galicia las costumbres del Samaín no se han perdido nunca. En Quiroga (Lugo) se tallan nabos y calabazas secas que después se emplean como máscara de Carnavales. En muchas zonas rurales de Coruña los niños se escondían en los caminos con calabazas vaciadas y velas dentro para asustar a los transeúntes. En otras zonas era costumbre que las mujeres jóvenes llevasen collares hechos de castañas para ahuyentar los malos espíritus.

La tradición del fuego y las castañas se conservó con gran arraigo en toda Galicia, en su famoso magosto, y también en algunas aldeas era costumbre, hasta hace muy poco, encender hogueras con ramas de tejo o de serbal que luego se utilizaban para encender las lareiras de las casas. También era habitual dejar el fuego encendido y la mesa sin recoger tras la cena, para que los espíritus no pasasen hambre ni frío si aparecían por la noche. Esta última también era una costumbre de la Nochebuena.

 

Actuales Fiestas de Samaín en Galicia

En los últimos años la tradición del Samaín se ha recuperado en varios lugares de Galicia, y muchos de ellos tratan de desvincularse del Halloween estadounidense para recuperar las auténticas tradiciones del Samaín gallego. Os hablamos a continuación de los más destacados.

Destaca el Samaín de Cedeira (A Coruña), donde la asociación “Amigos do Samaín” trabaja desde hace décadas en la recuperación de esta festividad. Y, cada año, se celebran actividades de tallado de calabazas, queimadas y desfiles de disfraces.

Mujeres disfrazadas de Meigas
Mujeres disfrazadas de Meigas

La Noite Meiga de Ribadavia (Ourense) reúne cada año a vecinos y visitantes ataviados con disfraces “terroríficos” que desfilan por el casco histórico de la villa. También se realizan representaciones de aquelarres y danzas meigas y un desfile que simula a la Santa Compaña. En la fortaleza del castillo se instala un “pasaje del terror” y también se celebran conciertos y actuaciones callejeras.

La celebración de la Noite dos Calacús en la ciudad de Pontevedra encanta a todos, y especialmente a los más pequeños. Un calacú es como se denomina en gallego al fruto de una variedad de calabaza de grandes dimensiones que se emplea para alimentar al ganado principalmente. En varios puntos del centro de la ciudad los niños tallan estas calabazas para iluminarlas y exhibirlas con orgullo.

Calabazas de Samaín
Calabazas de Samaín o Calacús

El Samaín está recuperando su fuerza y arraigo en Galicia, adaptándose a los tiempos actuales, pero sin perder nunca su esencia. La noche del más allá, la más terrorífica del año, es también la más divertida, algo que, aunque nos parezca extraño, es posible conjugar. Este motivo tampoco es exclusivo de Europa: En el conocido “Día de los Muertos” de lugares como México, Bolivia, Ecuador, Guatemala y otros países del continente americano, se celebra la muerte con alegría y diversión. Resulta curioso pensar que estas festividades, de origen prehispánico, tengan una esencia común con el Samaín.

¿Será que el fin del decimotercer ciclo lunar sí es en realidad una puerta abierta con el más allá? ¿Será que esta noche las almas de los que ya no están se reúnen con nosotros? Sea como sea, por si acaso, será mejor seguir las tradiciones de nuestros ancestros, las del Samaín, que si están ahí será por algo ¿no?

2 comentarios

  • Margarita dice:

    Me sorprende mucho que no se mencione a Carmelo Lisón Tolosana, que investigó mucho de los asuntos aquí mencionados.

  • Pablo/Pavlo/Paulo/Saulo/Saul dice:

    Buena info, gracias. Sólo un detalle. Realmente no es “ciclo lunar” sino el último MES (SOLAR) de 28 días del anuario celta. No es un “ciclo lunar” porque éste dura 29 ó 30 días, y 13 ciclos lunares son 1 año y 19 días.

    Para los “descendientes” celtas es el inicio de la estación oscura porque los celtas dividen el año en dos estaciones: verano e invierno, luminosa y oscura, pero también entre las cuatro estaciones es el tránsito al invierno aunque la sociedad sudeuropea inicia “su invierno” el 21 Dic, que es el Solsticio, culmen del invierno natural.

    Desde el punto de vista ASTROnómico del ASTRO Tierra es víspera del momento intermedio entre equinoccio y solsticio el 6 de Noviembre.

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