Vinos gallegos criados bajo el agua

Vinos gallegos criados bajo el agua

Así es, existe en Galicia la tendencia a experimentar en la elaboración y crianza de los vinos sumergiéndolos, una vez embotellados, bajo el agua del mar o de los embalses y ríos. Una tendencia que se hizo famosa con el vino Sketch, del reconocido viticultor y elaborador Raúl Pérez, que alcanzó gran prestigio gracias a sus elaboraciones con Mencía, y que lo ha mantenido con sus elaboraciones de Albariño en la Ría de Arousa. Recientemente, una pequeña bodega de la Ribeira Sacra experimenta con la crianza de vinos embotellados bajo las aguas, esta vez dulces, de los cañones del río Sil.

 

El Albariño bajo el mar de Raúl Pérez

Sketch es un vino elaborado con uvas de cepas de Albariño, de entre 60 y 80 años de edad, cultivadas en la zona de Meaño, en pleno corazón de la subzona Val do Salnés de las Rías Baixas. Siguiendo el método borgoñón, el mosto se fermenta con levaduras autóctonas en recipientes de madera de 750 litros, donde se cría durante varios meses realizando removidos periódicos de las lías. Tras el embotellado, algunos ejemplares se destinan a su crianza bajo el mar. Las botellas se sitúan en jaulas metálicas que se amarran a la cuerdas de una de las bateas para el cultivo de mejillón en la Ría de Arousa y se lanzan al mar, a varios metros de profundidad. Ahí, bajo las condiciones de presión, temperatura y salinidad que aporta la ría, el vino evoluciona hasta alcanzar características propias y exclusivas de este peculiar método de crianza.

Botellas de vino en bateas

Raúl Perez, en colaboración con otras personalidades del mundo del vino como Rodrigo Méndez, de Forjas del Salnés, experimenta con estos vinos manteniéndolos bajo el agua de mar durante diferentes periodos de tiempo (desde tres meses a varios años) y también a diferentes profundidades (de 12 a 19 metros). La producción bajo el mar de este vino es limitadísima, unas 1200 botellas al año y no se vende, se destina principalmente a compartir con amigos y allegados del propio elaborador.

 

El Mencía criado en el corazón del Sil

Del afán por innovar y crear vinos diferentes nace la idea de esta pequeña bodega del municipio de Sober, la bodega D´Fran, que consiste en sumergir las botellas de su vino de Mencía, también en jaulas metálicas, a 15 metros de profundidad durante un periodo de 9 meses en el embalse de los Cañones del Sil.

Mirador de Vilouxe en la Ribeira Sacra

Una idea innovadora que surge de una pequeña bodega familiar, como muchas otras de la subzona de Amandi, que pese a su producción limitada no se queda atrás en el ámbito de la experimentación y la puesta en valor de sus vinos. Para conseguir su propósito, la bodega ha tenido que realizar algunas pruebas antes de alcanzar el éxito. Para ello, han provisto la jaula metálica de varillas especiales para anclarla al fondo y que no la arrastrara la fuerza del agua, además, las botellas llevan tapón sintético y un lacre para protegerlas de eventuales filtraciones. Según la propia bodega, el vino muestra un perfil claramente mejorado, algo que atribuyen a las condiciones estables de baja temperatura que proporciona el embalse.

El año pasado (2020) la bodega sacó a la venta su primer vino criado bajo las aguas del Sil. Fue bautizado con el nombre de Essencia Romana, y tan solo se comercializó un lote de 350 botellas. Se trata de un tinto de Mencía de la añada 2017 de perfil frutal y de marcado grado alcohólico que muestra matices únicos adquiridos durante su reposo bajo las aguas del Sil.

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