Lugares que no te puedes perder en tu visita al Rosal y al Baixo Miño

El esplendor del valle del Rosal y el Baixo Miño

La comarca del Rosal es una de las cinco subzonas de la DO Rías Baixas y abarca los ayuntamientos de O Rosal, A Guarda, Tomiño, y también parte de Tui y Gondomar. Con excepción de Gondomar y sumándole el municipio de Oia esta subzona coincide en la mayor parte de su territorio con la comarca del Baixo Miño. Y es que como su propio nombre indica, esta comarca abarca el territorio del bajo Miño, es decir, el curso bajo del río, frente a las tierras de Portugal, y su desembocadura en el océano Atlántico.

El rico valle fluvial, salpicado de bosques y montañas, los viñedos, el océano, y otros enclaves maravillosos configuran el paisaje de la zona, que además está notablemente influenciada por el Camino de Santiago Portugués y su variante costera, ofreciendo también hermosos edificios de culto y de arquitectura inigualable.

Hoy, dedicamos estas líneas a hablaros de los enclaves naturales, etnográficos y arquitectónicos más destacados de esta bella comarca de las Rías Baixas gallegas.

 

Castro de Santa Trega

El Castro de Santa Trega

En lo alto del monte de Santa Trega, en A Guarda, se encuentra unos de los poblados de la cultura castreña mejor conservado de toda Galicia. Durante el acondicionamiento del castro se dotó de tejado de paja a algunas de las que fueron las casas de los antepasados que habitaron aquí en el siglo I a.c., se incluyeron paneles informativos y se creó también un centro de interpretación de entrada gratuita.

Sin lugar a dudas, el castro de Santa Trega merece una visita para conocer el rico patrimonio etnográfico de Galicia, pero también para apreciar las incomparables vistas panorámicas que se aprecian desde la cima. Y es que desde esta escarpada colina podemos apreciar la desembocadura del Miño con las tierras del país vecino al frente a vista de pájaro, y también la rocosa costa de A Guarda y los valles y montañas del Baixo Miño.

 

Monasterio de Oia

Monasterio de Oia

Muy cerca de A Guarda, en el municipio de Oia, se encuentra uno de los enclaves arquitectónicos más espectaculares de las Rías Baixas, no tanto por la gran belleza de la construcción, que lo es, sino por su ubicación privilegiada. Y es que el Monasterio de Oia parece dominar sobre las rocas al gran océano Atlántico, que en los días de invierno golpea con furia a los pies del monasterio.

Aunque no se sabe con exactitud, se cree que fue construido en el siglo X, y jugó un importante papel defensivo en la zona a lo largo de la historia. En su interior cuenta con un gran patio central rodeado de galerías con arcos de medio punto y bóvedas nervadas que muestran el gran esplendor que vivió en épocas pasadas. Además, el Monasterios de Oia fue protagonista en la introducción del cultivo de la vid en la zona, de acuerdo con la costumbre de las abadías francesas cistercienses, un hecho remarcable que ha dejado su huella hasta nuestros días.

 

Senda por el río Taxume y Miño

Senda Taxume Miño

Esta preciosa ruta de senderismo es en realidad un antiguo camino de pescadores que recorre el último tramo del río Tamuxe a su paso por el municipio del Rosal hasta su desembocadura en el Miño, para continuar por el curso final del Miño en un espacio protegido por la Red Natura 2000 (LIC Baixo Miño). Es también una Zona de Especial Protección de las Aves (ZEPA) y un paraíso para los amantes de la ornitología y de la naturaleza en general, ya que aquí conviven numerosas especies de flora y fauna asociadas al río y a los frondosos bosques de ribera.

La ruta tiene una longitud de 7 kilómetros y es bastante llana, perfecta para ir en familia. Transcurre por espacios de singular belleza paisajística y enclaves de interés como la playa fluvial de Eiras, el molino de As Aceñas, las Pesqueiras do Tamuxe y varias áreas recreativas y zonas de baño.

 

Muiños do Folón e do Picón

Rosal molinos del picón

Pocos lugares de Galicia son más pintorescos y singulares que los molinos del Folón y del Picón que se hallan en el municipio de O Rosal y son una muestra más del rico patrimonio etnográfico de la zona.

Un total de 60 molinos antiguos de piedra construidos entre los siglos XVIII y XIX, perfectamente conservados, se suceden unos tras otros en escarpadas colinas por las que transcurren los ríos Picón y Folón, dos afluentes del Miño. La vista que nos regalan estas hermosas construcciones, ubicadas en un lugar tan hermoso y especial, es algo que merece el esfuerzo de subir hasta el molinos más elevado.

 

Parque Natural Monte Aloia

Parque Natural del Monte Aloia

El primer Parque Natural de Galicia, declarado en 1978, se encuentra en las montañas del municipio de Tui. El Parque Natural Monte Aloia es uno de esos lugares mágicos en los que la tranquilidad que se respira bajo sus árboles centenarios parece transportarnos a épocas lejanas. Un lugar que invita a pasear con calma y saborear el silencio.

Aquí hay alrededor de 450 especies arbóreas procedentes de todos los rincones del mundo, y también especies autóctonas, que configuran un inmenso “jardín” botánico lleno de especies caducifolias y perennes que son un regalo para los sentidos en cualquier época del año.

Cualquier visitante interesado en disfrutar de la naturaleza de este Parque Natural encontrará en el Centro de Interpretación de la Naturaleza del Monte Aloia toda la información sobre la historia, la flora y la fauna de este lugar, así como las normas de uso disfrute del espacio protegido.

 

Casco antiguo de Tui

Catedral de Santa María de Tui

La villa de Tui ha crecido íntimamente ligada al río Miño, al país vecino Portugal y, sobre todo, a una de las principales vías de peregrinación a Santiago, el Camino Portugués. La tradición Xacobea, la riqueza gastronómica de la comarca y la costumbre de recibir visitantes y peregrinos se palpa en las calles de Tui, en sus rincones encantadores y en sus gentes, y se hace especialmente evidente en su zona antigua, coronada por la magnífica Catedral de Santa María, también conocida como Catedral de Tui, que domina la colina sobre el río Miño.

El esplendor del que gozó la villa en la Edad Media, cuando casi llegó a ser la capital del Reino de Galicia para después ser inesperadamente saqueada por los normandos y vuelta a reconstruir nuevamente, se aprecia todavía en sus preciosas calles empedradas, sus casonas de granito y su magnífica Catedral. Ésta muestra una arquitectura de gran belleza y especial interés, ya que fue en su momento el primer ejemplo de arte gótico de toda la Península Ibérica. En ella encontraremos elementos románicos, como el transepto, la sala capitular y la portada norte; y otros de estilo gótico, como la portada principal y el claustro. En el interior encontraremos también elemento más modernos, como el coro del siglo XVII o el precioso retablo de la Expectación, el órgano y el altar relicario de la Capilla de las Reliquias que datan del siglo XVIII.

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