Ponte da Boga

Enclavada en el municipio de Castro Caldelas, en la Ribeira Sacra ourensana, se encuentra esta bodega centenaria que cuenta con más de 120 años de historia. Construida en 1898 por una familia de la zona, la bodega se mantuvo en actividad hasta finales de los 60. Tras varios años cerrada, en 1999 varios viticultores de la zona rehabilitaron la bodega y tomaron las riendas de Ponte da Boga. Actualmente y desde el año 2005, Ponte da Boga pertenece a la Corporación Hijos de Rivera, permitiendo a la bodega afrontar nuevos retos económicos, como mejorar su posición comercial y optimizar los equipamientos para las elaboraciones.

Los viñedos

Tan espectaculares como agrestes, tan hermosos como rudos, así son los viñedos en ladera de la Ribeira Sacra. De pendientes vertiginosas que caen sobre el río Sil, suelos de piedras de pizarras y esquistos, y cuya caprichosa orografía determina las horas de luz en cada parcela. Factores todos ellos que determinan la viticultura heroica de esta zona. Aquí Ponte da Boga lleva a cabo una viticultura responsable con el entorno y con la tradición vitícola de la zona. En sus viñedos encontramos gran variedad de cultivares autóctonos, tales como Merenzao, Sousón, Brancellao o Mencía, así como las variedades blancas Godello y Albariño.

El cuidado de las parcelas se realiza según los principios de agricultura integrada, empleando fitosanitarios solo cuando es estrictamente necesario, y en todo caso aplicando productos mínimamente agresivos. Además, Ponte da Boga se ha implicado en la renovación de los bancales de sus parcelas para hacerlos más pequeños con la finalidad, no solo de mejorar las condiciones de crecimiento de la vid, sino también de respetar la tradición del lugar e integrar el viñedo en el paisaje.

Los vinos

Ponte da Boga desarrolla principalmente vinos monovarietales que expresan las virtudes y el potencial de cada una de ellas en el entorno de la Ribeira Sacra. Tal es el caso de los vinos Ponte da Boga Mencía, Ponte da Boga Godello, Ponte da Boga Albariño, Capricho de Merenzao o Porto de Lobos (Brancellao). También vinos de fincas singulares como Bancales Olvidados. Pero además esta bodega ofrece una colección de vinos de edición limitada que acompañan las propuestas de autores de mundo de las artes, y que la bodega denomina con gracia como “vinos de autor”. Lo cierto es que siempre sorprenden y encantan a sus consumidores.