¿Qué son los orange wines o vinos brisados?

Los vinos brisados u orange wines

Los orange wines, cuya traducción literal al español sería “vinos naranjas” deben su nombre a su propio color, que es por lo general de tonos anaranjados. A diferencia de los vinos rosados, de los que se dice que son “tintos elaborados como un blanco”, los orange wines o vinos brisados son “blancos elaborados como un tinto”, es decir, que se hacen con uvas blancas pero, al igual que en los tintos, el mosto o vino pasa un periodo largo de maceración en contacto con los hollejos que permite, entre otras cosas, obtener un vino con mayor intensidad de color.

Es importante resaltar que en España ya tenemos vinos naranjas acogidos a la Denominación de Origen “Vino Naranja del Condado de Huelva”, que están aromatizados con corteza de naranja y se elaboran de una forma muy diferente a los denominados orange wines. Es por ello que es más acertado emplear el término en inglés orange wines, para distinguir los vinos de color naranja de los aromatizados del Condado de Huelva o, mejor aún, denominarlos vinos brisados que es el término específico en español para referirse a este tipo de vinos.

 

¿Cómo se elaboran los vinos brisados?

Frecuentemente, los vinos brisados son definidos como vinos blancos con alma de tinto. Y es que en lugar de prensar las uvas para separar el mosto de los hollejos fermentando el mosto “limpio” (como se hace con la mayoría de vinos blancos), en los vinos brisados el mosto macera con las partes sólidas de las uvas (denominadas brisa) durante un periodo variable de tiempo que puede durar desde unos pocos días hasta meses.

Durante la maceración los componentes de las pieles de la uva, las pepitas y eventualmente también los raspones (o escobajos) pasan al mosto y al vino, y es por ello que los orange wines tienen más taninos, más cuerpo y color que los vinos blancos. Cuanto mayor sea el tiempo de maceración mayor será la cesión de estos componentes al vino. Así el color de los vinos brisados varía desde suaves dorados en los de menor tiempo de maceración, a colores ambarinos o incluso anaranjados en aquellos que estuvieron más tiempo en contacto con pieles y pepitas.

Vinos brisados
Vino brisado con tonos anaranjados
Copas de vino
Vino brisado con tonos dorados oscuros

Origen e historia de los vinos brisados u orange wines

La elaboración de vinos brisados es de las más antiguas que se conocen. Su origen se remonta a los ancestrales vinos ámbar de Georgia, en la costa del mar Negro y valle del Cáucaso, ​en el límite entre Europa Oriental y Asia Occidental. Según recientes hallazgos, esta es la región vitivinícola más antigua del mundo y se han encontrado pruebas de que, con toda probabilidad, aquí se domesticó el cultivo de la vid para la producción de vino hace nada más ni nada menos que 8.000 años, a comienzos del neolítico.

Así es que en esta región se mantienen a día de hoy muchas tradiciones ancestrales en relación a la viticultura y elaboración de vinos. Tal es el caso de sus vinos blancos y ámbar, denominados Tsinandali, así como la tradición de elaborar vinos en tinajas de terracota enterradas en el suelo, llamadas Kvevri.

Tinajas para elaborar vino
Tinajas semienterradas para elaborar vino en Georgia

En España, diversos elaboradores y elaboradoras recuperan la forma ancestral de elaborar los vinos ámbar o brisados. Una actividad que se ha desarrollado en los últimos años con mayor intensidad en Cataluña (“vi brisat”), de la mano de los denominados “vinos naturales”, y que en ocasiones también elaboran en tinajas de barro o ánforas.

Pero los vinos brisados también se elaboran en muchos otros lugares de España, incluyendo Galicia, donde desde hace unos pocos años se hacen orange wines de Albariño. Es importante mencionar que, aunque la tendencia de recuperar los vinos brisados está de moda (con todo lo bueno que ello conlleva), la forma tradicional en la que se elaboran los vinos blancos en bodegas familiares de Galicia es, en muchos casos, la de un vino brisado. Y es que en muchos hogares gallegos la vendimia de uvas blancas se pisaba y se dejaba macerar con los hollejos, pepitas y raspones durante un periodo variable que podía ser de horas o días, dando lugar a vinos de color intenso, muy aromáticos y con más cuerpo en el paladar.

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