¿Cuántas variedades de Caíño existen en Galicia?
Hasta hace muy poco, los distintos tipos de uvas tintas de Caíño de Galicia eran grandes desconocidos en el mundo del vino, y únicamente algunos productores locales sabían reconocerlas y diferenciarlas. Además, un mismo Caíño recibe nombres diferentes según qué zona de Galicia, un hecho que dificultó bastante la tarea de asignar y reconocer las variedades y asignar a cada uno de ellas una zona de cultivo o producción mayoritaria. Gracias a varios trabajos de investigación en los que se emplearon técnicas ampelográficas y moleculares para identificar y diferenciar las variedades de vid de Galicia, hoy sabemos mucho más acerca de los tipos de Caíños de Galicia.
El conocimiento que hoy en día tenemos sobre la diversidad de variedades de vid autóctonas se debe a la participación de los productores y viticultores, y a los trabajos llevados a cabo por centros de investigación como la Misión Biológica de Galicia (CSIC), la Estación de Viticultura e Enoloxía de Galicia (EVEGA) y las universidades gallegas.
Este mayor conocimiento de las variedades de Galicia ha posibilitado su reconocimiento por las diferentes Denominaciones de Origen, y que cada vez más productores y elaboradores se atrevan a elaborar vinos monovarietales con uvas minoritarias. Todo ello resulta fundamental para proteger y conservar la diversidad del gran patrimonio varietal gallego.
Puesto que no todos los Caíños son iguales, dedicamos estas líneas a hablar brevemente de cada uno de ellos.
Uvas Caíño de Galicia
Quizás la uva más conocida dentro del grupo de los caíños sea la única blanca, la cual se emplea principalmente en la elaboración de los vinos blancos de O Rosal, en la DO Rías Baixas, aunque también es frecuente en el Ribeiro y otras zonas. El Caíño branco es una variedad preferente en la Denominación de Origen Rías Baixas y generalmente se emplea en combinación con otras variedades blancas (como el Albariño, Treixadura, Loureira blanca, Lado, Torrontés o Godello) para la elaboración de vinos plurivarietales donde la Caíño aporta mayor frescura y riqueza aromática (aromas de manzana y notas florales). En los últimos años algunas bodegas se han atrevido con la elaboración de monovarietales de Caíño branco que han resultado ser todo un éxito.
Podríamos decir que el hermano tinto del Caíño branco es el Caíño tinto, también llamado Caíño Redondo en el Ribeiro, Cachiño en Boiro, Tinta Femia en el Morrazo y Borraçal en la Baixa Limia. Es uno de los caíños más ampliamente distribuidos en Galicia, y una variedad preferente para la elaboración de vinos en la DO Rías Baixas, DO Ribeiro, DO Ribeira Sacra, DO Monterrei y DO Valdeorras, además de la IGP Barbaza e Iria, la IGP Val do Miño y la IGP Ribeiras do Morrazo.
El Caíño tinto se emplea para la elaboración de vinos plurivarietales, en combinación con otras uvas tintas, y también monovarietales de excelente calidad. Son tintos muy atlánticos, muy frescos y aromáticos, pero que también presentan características óptimas para la guarda. Los vinos con crianza adquieren un color rojo picota, aromas a frutas rojas maduras y una buena estructura y cuerpo. Los monovarietales de calidad son vinos muy interesantes perfectos para evolucionar en botella durante muchos años.
Otros caíños minoritarios que van ganando terreno en Galicia son el Caíño longo y el Caíño bravo (o Caíño Astureses). Los tres caíños tintos más conocidos (tinto, longo y bravo) son variedades principales y preferentes en la DO Ribeiro y la DO Ribeira Sacra, además de la IGP Val do Miño. Es decir, que su cultivo se realiza sobre todo en las comarcas centrales de Galicia, aquellas donde la influencia atlántica y mediterránea confluyen con mayor intensidad. Esta es, con toda probabilidad, la zona de Galicia donde encontraremos una mayor diversidad de caíños.
El Caíño longo produce vinos muy aromáticos, de elevada acidez y de estructura media, por lo que se suele emplear para la elaboración de plurivarietales en combinación con otras variedades de mayor estructura. El Caíño longo aporta frescura, complejidad aromática y elegancia a los vinos.
El Caíño bravo resalta por su acidez vivaz, sus aromas cítricos y frutales y su estructura muy ligera. Es por ello que, de forma similar a su hermano el Caíño longo, se emplea junto con otras variedades tintas de mayor cuerpo y estructura para obtener vinos más finos y complejos.
Además de lo aquí expuesto es probable que existan más caíños en Galicia. Los estudios sobre cepas centenarias y prefiloxéricas, de las que quedan ejemplares aislados por toda la geografía gallega, resultan fundamentales para arrojar luz sobre las diferentes variedades de vid existentes. Es así como, poco a poco, los investigadores han ido recuperando y catalogando el rico patrimonio genético de la vid en Galicia.