Conservación de los vinos embotellados en nuestros hogares
A la hora de conservar una botella de vino en nuestros hogares durante períodos más o menos largos de tiempo es habitual que surjan preguntas como si hay que mantener la botella en horizontal, a qué temperatura debe almacenarse o durante cuánto tiempo podremos guardar el vino antes de consumirlo.
Aunque no existe una única respuesta, ya que las condiciones más adecuadas pueden ser diferentes según el tipo de vino que tengamos, si hay una serie de pautas y recomendaciones generales que se aplican a todos ellos y que son muy importantes para que el vino mantenga todas sus cualidades (o incluso las mejore) mientras los guardamos en nuestras casas, os las contamos en este post.
Botellas en posición horizontal, ¿si o no?
La finalidad de colocar las botellas en posición horizontal es muy concreta: permitir la microoxigenación de vinos de guarda con tapones de corcho (generalmente natural) asegurando su correcta evolución en botella. Al colocarse las botellas en horizontal el vino estará en contacto directo con la parte interior del corcho, el cual permite el paso de pequeñísimas cantidades de oxígeno hacia el seno del líquido. Este proceso es muy importante para la buena maduración de los vinos de guarda, es decir, aquellos que presentan el potencial para mejorar sus cualidades organolépticas con el paso del tiempo.
Todo ello no quiere decir que no podamos guardar en posición horizontal botellas de vinos jóvenes y de consumo rápido, o incluso botellas que tengan tapones sintéticos de polímeros o de rosca. En estos casos no habrá apenas diferencia si los guardamos en posición horizontal o vertical, lo importante es que no las guardemos durante periodos demasiado largos (y nunca superiores a los que recomienda la propia bodega) para que no se estropeen perdiendo sus cualidades positivas.
En el caso de los vinos espumosos es recomendable mantener las botellas en posición vertical y evitar el contacto del vino con el corcho.
¿A qué temperatura y humedad relativa se debe conservar un vino embotellado?
Es importante destacar que la temperatura de conservación de un vino no siempre coincide con la temperatura de servicio del mismo. Generalmente la temperatura de conservación es mayor que la de servicio y nunca inferior a ésta última.
Lo aconsejable es conservar los vinos a temperaturas entre 10 y 18ºC, manteniendo temperaturas más frescas para los vinos blancos y jóvenes y más elevadas para vinos tintos tánicos y de crianzas largas. En todo caso no debe superar los 18ºC.
Lo cierto es que, casi más importante que la temperatura de conservación, es evitar las oscilaciones térmicas fuertes manteniendo una temperatura lo más estable posible durante todo el tiempo de guarda.
La humedad del lugar de almacenamiento no debe ser muy elevada ni tampoco muy baja, se considera adecuado entre el 60 y el 70% de humedad relativa ambiental. La humedad relativa de un lugar dependerá del clima de la zona y de las condiciones atmosféricas en un momento dado, pero lo cierto es que en la mayoría de los hogares se mantienen humedades relativas aceptables para conservar el vino.
También es muy importante que mantengamos las botellas alejadas de la luz solar, preferentemente en oscuridad, y también de vibraciones y ruidos que podrían alterar su correcta evolución y conservación en botella.
Si tienes la suerte de contar con una vivienda con un bajo fresco y no demasiado húmedo, este será con toda probabilidad el mejor lugar para conservar los vinos. Si por el contrario tu vivienda carece de un espacio adecuado para almacenar el vino pero deseas conservarlo en las condiciones óptimas existen en el mercado diversas opciones como botelleros refrigerados y armarios para vinos (o vinotecas) para almacenar las botellas con control de temperatura y de humedad.
¿Cuánto tiempo se puede almacenar un vino en botella?
El tiempo que podamos tener un vino almacenado dependerá de las características del mismo y de su potencial para evolucionar en botella. De forma general los vinos jóvenes y la mayoría de vinos espumosos deben consumirse en el año posterior a su elaboración y embotellado, ya que si los almacenamos durante más tiempo es muy probable que se oxiden y pierdan sus cualidades positivas. Así por ejemplo, un vino joven y de consumo rápido de la añada 2019 tendría su momento óptimo para el consumo durante todo el 2020 y principios de 2021, antes de que la añada siguiente estuviera en el mercado. Si bien es cierto que muchos vinos jóvenes, especialmente aquellos con acidez elevada y/o con un grado alcohólico también algo elevado pueden permanecer en botella varios años conservando intactas sus cualidades.
Como es evidente, los vinos de gran potencial de guarda serán los que podremos almacenar (en las condiciones adecuadas) durante más tiempo, durante varios años y en algunos casos también durante décadas. No hay una regla para saber cuánto tiempo se pueden conservar estas botellas ya que el vino que contienen evoluciona y cambia con el tiempo. Incluso los vinos con buen potencial de guarda se pueden estropear si se guardan durante periodos demasiado largos y especialmente si no están en unas condiciones adecuadas de temperatura y humedad.
En cualquier caso será necesario seguir las instrucciones de la propia bodega y sus elaboradores. En muchas ocasiones éstas aparecen reflejadas en la contraetiqueta de los vinos y, en otras, se trata de vinos con un nivel de reconocimiento tan amplio que ya se conocen sus aptitudes para el envejecimiento en botella.
Así, resulta muy interesante adquirir varias botellas de un mismo vino de una añada concreta, y preferentemente del mismo lote, y almacenarlo en las condiciones adecuadas. Podremos experimentar con nuestros sentidos la evolución del vino a lo largo del tiempo descorchando una botella, por ejemplo, cada seis meses, y comprobar cómo evolucionan sus aromas y su estructura. Una experiencia que puede parecer exclusiva de los más instruidos en el vino pero que en realidad todos podemos poner en práctica en nuestros hogares.