Engaños, estafas y falsificaciones en el mundo del vino
Hace pocos días, la publicación de una noticia sobre la venta fraudulenta de 50 millones de botellas de vino español con Denominación de Origen sorprendió a muchos consumidores. Al parecer la bodega que comercializaba vinos de la DOCa Priorat, DO Montsant y DO Terra Alta ha estado rellenando las botellas con vinos de otras procedencias y falsificando sellos de calidad.
Lo cierto es que el fraude en el mundo del vino es algo que ocurre con más frecuencia de lo que gustaría a los consumidores y defensores de los vinos de calidad, y cada pocos meses aparecen en los medios noticias sobre prácticas ilícitas y fraudulentas. Pero, ¿qué es exactamente el fraude en el vino? Pues por lo general los fraudes en el vino suelen atribuirse a algo muy sencillo: la venta de un supuesto producto que en realidad no lo es. En resumidas cuentas el consumidor cree estar comprando un vino (generalmente caro) con apariencia (presentación, etiquetado, etc.) exactamente igual al producto original pero que en realidad contiene un vino distinto, cuya producción es mucho menos costosa y generalmente también de menor calidad.
Pero el engaño no es el único de los tipos de fraude en los vinos. En ocasiones el producto se adultera añadiendo sustancias no permitidas o mezclándolo con uvas o vinos de otras procedencias. Así que la respuesta a la pregunta ¿son todos los fraudes iguales? es un rotundo no. Existen muchos tipos de fraudes pero todos ellos tienen en común una cosa: obedecen al interés de unos pocos por ganar más dinero engañando a los consumidores. En resumidas cuentas, un fraude sería cualquier acción contraria a la verdad y a las normas de la Denominación de Origen (DO) o Indicación Geográfica Protegida (IGP), de ser el caso, que perjudica a los consumidores principalmente.
Principales causas de fraude en el vino
Ganar dinero de forma fácil es la principal causa que subyace a cualquier tipo de fraude. Por ello uno de los más habituales es el de la falsificación y la estafa, es decir, vender un vino barato con una apariencia (botella, etiqueta, presentación, etc.) idéntica a la de un vino con prestigio y de precio muy elevado. Un ejemplo de ello ocurrió hace menos de tres años en España con la falsificación de vinos de las reconocidas bodegas Dominio de Pingus y Vega Sicilia. Por lo general estas estafas suelen acabar con algún consumidor que se da cuenta de que el producto no es de la calidad esperada, como sucedió en el ejemplo que mencionamos, pero no siempre se atrapa a los estafadores, que en ocasiones salen airosos y con importantes sumas de dinero en el bolsillo. Recordemos que el precio de los vinos de estas bodegas oscila entre los 120 y los más de 1.000 euros por botella.
Pero no todos los fraudes son tan llamativos y lucrativos como este, en ocasiones se trata de marcas con precios más asequibles para la mayoría de consumidores que venden vinos con etiqueta de una Denominación de Origen o Indicación Geográfica Protegida pero que se han elaborado, total o parcialmente, con uvas procedentes de otros territorios o por la mezcla de vinos de diferentes territorios o cualidades. En España, los vinos con delimitación geográfica han de producirse dentro de dichos límites y por lo general las bodegas y lugares de embotellado han de estar incluidas también dentro del territorio. Además, los productores tienen que estar registrados y deben adherirse a las normas de la denominación, como la de indicar al Consejo Regulador la cantidad y tipo de uva que entra en la bodega para la elaboración en cada añada. Cuando un consumidor adquiere un vino de una DOP o IGP concreta, con su sello de calidad, se entiende que ha sido íntegramente producido en ese territorio, con sus variedades autorizadas y su tipicidad característica. Es por ello que los productores que usan uvas de regiones diferentes a las que se indica en la etiqueta están cometiendo fraude y pueden ser perseguidos por las autoridades. Un caso llamativo ocurrió en 2005 cuando algunos exportadores de vinos de Borgoña fueron hallados culpables de mezclar vino barato con borgoñas reserva y venderlos a precios desorbitados.
En este sentido, también se considera fraude emplear métodos de elaboración en bodega no autorizados por la DOP o IGP. Tal es el caso del uso de “chips de madera” cuando se prohíbe expresamente su uso o el empleo de recipientes no autorizados (ya sea por su tamaño o el material con que se haya fabricado), por citar algún ejemplo.
Otro tipo de fraude es el de adulterar el vino añadiendo sustancias no permitidas que en ocasiones no son detectadas por el consumidor y que tampoco tienen porque ser dañinas para la salud. Tal es el caso de la adición de agua al vino cuando todavía está en la bodega, así se consigue aumentar considerablemente el volumen de ventas. Sin embargo, este fraude puede ser detectado por los paladares más entrenados por lo que “transformar el agua en vino” no siempre sale a cuentas. Otra sustancia que se puede emplear en ciertos fraudes es la adición de azúcar al mosto para aumentar su posterior grado alcohólico, aunque es necesario subrayar que esta práctica está autorizada por algunas Protecciones Geográficas y también para algunas elaboraciones como determinados vinos dulces.