Los peneireiros y el origen de la pandereta gallega

La fabricación de panderetas en Galicia

Parece que en Galicia los cereales, los molinos y el pan tienen mucho que ver con la muiñeira y la fabricación de panderetas. Algo que en primera instancia parece totalmente inconexo en realidad no lo es. Si no crees que sea así te aseguramos que, tras leer este artículo, lo entenderás.

Un peneiro, es en gallego un tamiz y un peneireiro es como se denomina a quienes ejercen el oficio de fabricar tamices o cedazos, es decir, un cedacero. Los artesanos peneireiros se dedican a la construcción de tamices para separar la harina del salvado, de cribas para cerner los granos de cereales y también panderos y panderetas. Los peneiros se utilizaban tras la molienda de los cereales en los molinos de agua de Galicia, y era habitual tener que esperar varias horas mientras las piedras trituraban y pulverizaban el maíz, el trigo o el centeno. Para amenizar la espera, los vecinos se reunían para tocar instrumentos musicales y bailar, generalmente sobre alguna piedra de molino vieja. Así es como surgió la muiñeira (molinera en castellano), danza y música con un ritmo peculiar, el ritmo de la muiñeira, que surgió en el más profundo rural gallego y ha trascendido hasta nuestros días como uno de los bailes gallegos más emblemáticos de la región.

Tamices
Tamices o penerios

Las panderetas, los panderos y los peneiros comparten una buena parte de su forma y estructura, siendo la diferencia más significativa colocar una piel en lugar de una malla para hacer un pandero, y añadir varios orificios para colocar las sonajas de una pandereta. Actualmente hay varios artesanos especializados únicamente en la fabricación manual de panderetas y otros instrumentos tradicionales, de acuerdo al antiguo oficio, y aportando su personalidad y forma de ver el trabajo en el resultado final. Sus trabajos pueden verse en las muestras de artesanía, exposiciones y en las representaciones de música tradicional gallega de cada rincón de Galicia. A día de hoy, la fabricación manual de instrumentos tradicionales y populares gallegos es un oficio amparado por la marca “Artesanía de Galicia”, que garantiza que todas las piezas son artesanales y pasan un estricto control de calidad.

 

¿Cómo era el trabajo de los peneireiros?

Ya son pocos los peneireiros que continúan fabricando tamices, panderos y panderetas como lo hacían nuestros ancestros. Originalmente, estos artesanos eran gente del campo que trabajaban las tierras y que, además, dedicaban su tiempo y recursos a elaborar tamices y panderetas que vendían en las ferias locales. Trabajaban durante el invierno y, al llegar la primavera, comenzaban la venta ambulante de sus productos por los pueblos y ferias.

El oficio de los artesanos rurales requería de gran esfuerzo y dedicación, ya que eran al mismo tiempo pequeños labradores y se encargaban de la venta ambulante de sus productos. También era habitual que en cada comarca de Galicia hubiera oficios especializados en las actividades que allí se realizaban, y cuyos conocimientos y habilidades se transmitían de generación en generación. Así por ejemplo, se sabe que hubo un gremio de peneireiros en los municipios de Pereiro de Aguiar y Esgos, próximos a la ciudad de Ourense y a la localidad de Cea, donde se sigue elabora el famoso pan de la IXP Pan de Cea como muestra de la extensa tradición que esta zona tiene en la obtención de harinas y en la panadería.

Los peneireiros emplearon su saber hacer fabricando tamices para fabricar también panderos y panderetas. Para la fabricación artesanal de las panderetas se empleaban, en el lugar de las mallas de los tamices, pieles de cabra u oveja que se tensaban con ayuda de un aro de madera y se fijaba con puntas o con un cordón de tensado. En el aro de madera, prácticamente idéntico al que se usa para hacer las peneiras o tamices, se practicaban agujeros para colocar las sonajas (en gallego ferreñas, furriñas o forreñas). Estas últimas se hacían con los materiales de los que se disponía entonces, generalmente recortando círculos de metal a partir de latas de conservas o calderos viejos, dándoles una forma ligeramente cóncava y rizándolas con unos alicates. Algunos artesanos ingeniaron sus propios troqueles para estampar las sonajas en el metal y conseguir mejores resultados.

Grupo de pandereteiras

Con el tiempo, los artesanos rurales que compatibilizaban sus tareas con el trabajo en el campo y la venta ambulante dieron paso a los talleres especializados en panderetas y otros instrumentos. Aquí los artesanos dedican la mayor parte de su tiempo a sus creaciones, las cuales se han perfeccionado mucho desde que su oficio está más valorado. Uno de los primeros talleres, que ganó una enorme fama en Galicia durante buena parte del siglo XX, se encontraba en Santiago de Compostela y era del artesano Manuel Álvarez, que heredó el oficio de su padre, un peneireiro que también hacía panderos y panderetas. Manuel alcanzó una enorme fama entre los músicos gallegos y eran muchos los que le encargaban sus instrumentos, por la calidad de los mismos, por su saber hacer y porque apenas había otros artesanos que fabricaran instrumentos con tanta dedicación. Incluso se le atribuye la creación de un troquel que definió la forma de las sonajas o ferreñas características de las panderetas gallegas actuales.

Poco a poco este oficio fue creciendo en Galicia, cada vez más artesanos incorporaban herramientas específicas que permitían obtener mejores resultados, en la mayoría de ocasiones creadas por ellos mismos y especialmente diseñadas para una finalidad específica. Incluso había muchos que contaban con los medios para curtir las pieles de los panderos y panderetas ellos mismos.

 

Los talleres artesanos en la actualidad

Pandereta

Los talleres de artesanos especializados en la fabricación de panderetas y otros muchos instrumentos tradicionales gallegos continúan con la labor de sus antepasados y, aunque ya casi ninguno se dedica ya a fabricar tamices o peneiros, las técnicas y la sabiduría se ha mantenido de generación en generación. Todo ello sin dejar de innovar y mejorar en los resultados obtenidos, y es que los instrumentos que los artesanos elaboran en la actualidad son de gran calidad en todos los sentidos. La mayoría de ellos se hacen por encargo y es habitual que tengan diseños personalizados.

Hay numerosos talleres (u obradoiros en gallego) de gran fama en toda la geografía gallega. Tal es el caso de los obradoiros de Carlos Collazo Carlos do Viso en Redondela (Pontevedra), el de Ramón Vázquez O Chirlo en Cambados (Pontevedra), el de Dionisio Aboal Os Alegres en Mourente (Pontevedra), el de Xaneco Tubío en Outeiro de Rei (Lugo) o Musical JR en Carballo (A Coruña). También los más jóvenes perpetúan este oficio, como es el caso de Manels Percusión, fundada en el año 2012 en Ordes (A Coruña).

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