Panderetas: instrumentos del folclore gallego

Las panderetas y pandereteiras de Galicia

La pandereta es denominada pandeireta, pandeiriña, panderetiña o parrandeiriña en gallego. Se trata de un instrumento muy extendido en la música folclórica de Galicia, hasta el punto de que muchas piezas y bailes tradicionales gallegos no serían posibles sin su intervención. Con excepción de algunas de las zonas más montañosas del este de Lugo y Ourense, la pandereta gallega se encuentra ampliamente representada en todo el folclore de Galicia.

Las panderetas son los instrumentos que, de forma generalizada y a lo largo de los siglos, han acompañado siempre al canto femenino en casi toda Galicia, y especialmente a lo largo del siglo XX. Estos instrumentos se pueden tocar en grupos de pandereteiras, acompañados únicamente de cantos y aturuxos, o en agrupaciones de instrumentos tradicionales con gaiteiros, tambor, pandero, bombo, castañuelas…

Dedicamos este post a explicar de forma sencilla cómo se hace una pandereta gallega, cómo se toca y cuál es su importancia en la música tradicional gallega.

Fabricación artesanal de las panderetas

Las panderetas gallegas suelen presentar un tamaño de unos 26 centímetros de diámetro y un ancho de marco de entre 6 y 7 centímetros. Se fabrican con varios tipos de madera, generalmente de pino, fresno, cerezo o nogal. Y con pieles sin tratar, lo que se denomina cuero crudo, generalmente de oveja o de cabra. Los artesanos pandereteros las construyen de forma totalmente artesanal y solo empleando algunas herramientas y utensilios sencillos.

En primer lugar se cortan listones de madera, de menos de 1 centímetro de grosor y unos 6 centímetros de ancho, que se curvan con ayuda de un cilindro dentado o mediante el calor del fuego. Una vez la madera ha cogido la forma redondeada, se une en sus extremos con cola o con puntas y así formar un aro de madera que será el cuerpo central de la pandereta.

Sobre la madera se realizan agujeros donde se va a meter el dedo para tocarla y donde irán las ranuras para colocar las sonajas o ferreñas. El agujero para el dedo pulgar es más característico de las panderetas gallegas más antiguas y, en la actualidad, se ha sustituido por una hendidura o rebajado de la madera que ayuda a sujetar el instrumento manteniendo una posición correcta de la mano fija mientras se toca.

A continuación se coloca la piel humedecida sobre la madera y se tensa con la ayuda de aros de madera que formarán parte del cuerpo de la pandereta. La piel ha de secar unas 24 horas y finalmente se fija a la madera y se tensa con ayuda de unos tirafondos. Alrededor de la piel que sobresale por debajo del aro se cose un cordón de tensado que impide que ésta se escurra, manteniendo si tensión, y que también aporta un toque estético a la pandereta. En algunas panderetas el cordón de tensado se sustituye por puntas que se fijan al aro de madera.

Finalmente se colocan las sonajas, que son generalmente de chapa o latón, en las ranuras con un fino pasador de metal que las atraviesa por el centro, permitiendo que se muevan al tocar la pandereta. Las sonajas de las panderetas gallegas suelen tener hendiduras largas y muy marcadas.

Asimismo, la pandereta gallega suele llevar nueve pares de sonajas que se colocan en posición alterna, llamadas comúnmente “panderetas de nueve pares” aunque también son habituales de de once y trece pares.

Durante su fabricación las maderas de las panderetas se pueden teñir y barnizar con distintos colores e incluir decoraciones con diferentes motivos. Muchos artesanos incluyen su firma y un número identificativo a cada pandereta.

La pandereta en el folclore de Galicia

Ya hemos mencionado que la forma más habitual de pandereta gallega es actualmente la de nueve pares de sonajas colocadas de forma alterna. Si bien existen en Galicia otras panderetas tradicionales que difieren en su tamaño, y en el número y disposición de las sonajas. Además de la forma y características del instrumento, también hay diferentes formas de tocarlo, y en Galicia se documentan dos tipos muy diferentes, de los que os hablamos a continuación.

El modo menos extendido es también considerado el más antiguo. Consiste en sostener la pandereta con la mano izquierda y golpear la piel con los dedos de la mano derecha, de esta forma se practican los riscados, es decir, los redobles que se obtienen deslizando un dedo por la piel de la pandereta con un movimiento de abajo hacia arriba.

La forma más habitual de tocar la pandereta en Galicia es también la más característica y exclusiva de nuestra Comunidad. Consiste en sujetar el instrumento con la mano derecha pasando el dedo pulgar por encima del marco de madera hacia el interior. La mano izquierda se arquea, de modo que se toca el instrumento con la punta de los dedos, y se hace oscilar alternativamente la pandereta entre éstos y el pulgar que la sujeta. De esta forma los riscados se ejecutan deslizando el dedo corazón sobre la piel, de atrás hacia delante. También se toca con la mano izquierda formando un puño y haciendo oscilar la pandereta entre los nudillos y la muñeca. En este caso los riscados también se pueden realizar deslizando y presionando la muñeca por la piel de la pandereta.

Con esta forma de sostener la pandereta se hace el ritmo de la muiñeira nova, también conocido como “muiñeira riscada”. Consiste en golpear el instrumento sucesivamente dos veces en las puntas de los dedos de la mano izquierda y una vez en el pulgar, poniendo mayor fuerza en el primer golpe que se de en la punta de los dedos. Así se ejecutan los grupos de tres notas característicos de la muiñeira nova.

La muiñeira vella, también llamada “muiñeira ribeirana” o “muiñeira empuñada”, se toca frecuentemente con el puño cerrado y tiene un ritmo algo diferente. Se toca también en grupos de tres notas, dando sucesivamente dos golpes en los nudillos y un tercer golpe en la muñeca, pero en este caso el acento se pone en el segundo golpe sobre los nudillos.

Estas diferencias en la forma de tocar la muiñeira vella y nova pueden parecer sutiles, y lo son, de hecho solo los que tienen los oídos bien entrenados pueden percibirlas con facilidad, pero lo cierto es que esta sutileza produce un resultado final que se nota en el conjunto general de la pieza.

Algunas mujeres todavía conservan la forma de tocar más ancestral, sosteniendo la pandereta con la mano izquierda, para tocar la muiñeira vella, mientras que para tocar la muiñeira nova, la jota, vals o pasodobles, pasan a sostenerla con la mano derecha.