Hórreos gallegos: funcionalidad, construcción y tipos
El hórreo gallego es parte de la cultura, la historia, el paisaje y la identidad de Galicia. Estas construcciones, cuya finalidad esencial era, y continúa siendo a día de hoy, almacenar el grano de cereales y algunos productos hortícolas, despiertan la atención de viajeros y visitantes, pero también la curiosidad de los propios gallegos, especialmente de los más jóvenes y urbanitas que han crecido de algún modo alejados de la cultura del enorme rural gallego.
Los hórreos de Galicia son otro ejemplo más de construcciones que reflejan el rico patrimonio histórico y etnográfico que continúa vivo en Galicia, como es el caso de las pesqueiras de las lampreas, los molinos de agua o las lareiras. La primera mención documentada a un hórreo data del siglo XIII, y se encuentra en las Cantigas de Santa María del Alfonso X El Sabio. Sin embargo, se desconoce el origen exacto de estas construcciones, y probablemente los primeros hórreos sean anteriores al siglo XIII. A pesar de su importancia histórica y cultural los hórreos gallegos y asturianos no fueron protegidos a nivel institucional hasta 1973, por medio de un decreto nacional. Desde entonces algunos de ellos han sido declarados Monumento Histórico-Artístico y se han convertido en lugares de interés frecuentados por numerosos turistas. Tal es el caso, en Galicia, del hórreo de la rectoral de Santa Comba de Carnota o la agrupación de hórreos de Combarro. Además de éstos, en Galicia hay otros muchos hórreos muy visitados cada año por su belleza y espectacularidad.
Hoy, dedicamos estas líneas a explicar qué es un hórreo, para qué se utiliza y qué tipos de estas construcciones podemos encontrar en Galicia.
El hórreo como construcción rural para almacenar alimentos
Hasta hace no tanto, la vida de muchos gallegos dependía del campo y las cosechas. Entre otras cosas, el modo de vida asociado a los ciclos naturales y a la agricultura requiere de una gran planificación, así como de medios para asegurar la disponibilidad de alimentos durante todo el año. En este sentido, los hórreos son construcciones que surgieron por la necesidad de almacenar granos de cereales, principalmente maíz, trigo y centeno, durante largos periodos de tiempo. Y también productos hortícolas como patatas o cebollas, aunque por períodos más cortos.
Además, estas ingeniosas construcciones están dotadas para mantener los cereales secos y ventilados, y aislados de insectos, roedores y otros animales, asegurando su disponibilidad para el consumo humano, especialmente durante los meses de invierno, en los que la productividad de los campos es prácticamente nula.
La mayoría de los hórreos de Galicia son rectangulares, con una estructura y base de piedra de granito y con paredes hechas de varas de madera dejando aberturas que facilitan la ventilación del grano. También hay en Galicia algunos construidos totalmente de piedra de cantería o de madera, en cualquier caso, el uso y finalidad de todos ellos es la misma.
En general, y de acuerdo a la arquitectura popular gallega, los hórreos combinan uno o varios elementos de piedra de cantería o cachotería, la madera de castaño y los tejados de teja, de losas de esquisto o pizarra, o incluso cubiertas de paja de centeno.
Cada una de las partes del hórreo tiene su razón de ser. Existen cuatro tipos de soportes: las columnas o pies (esteos), los muros transversales (cepas), la base cerrada (celeiro) y la base maciza (cepa maciza). Los esteos y los celeiros son los más comunes.
Todas las bases suelen ser de gran altura, obligando a emplear una escalera para poder acceder a la zona de almacenamiento, y aíslan las cosechas de la humedad del suelo y de los roedores. Para mantener a éstos últimos a ralla, también se coloca una gran piedra redonda sobre cada pie (entre éste y la estructura rectangular), de modo que, aún pudiendo trepar por la base, el animal no podría sortear este obstáculo, impidiéndole acceder al grano. Estas piedras se denominan tornarratos, cuya traducción al español sería algo así como “gira ratones”. Asimismo, cada una de las bases de piedra en contacto con el suelo y sobre las que se asientan los pies del canastro reciben el nombre de tornaformigas (“gira hormigas”).
Los laterales o paredes de los hórreos, por lo general de madera o de piedra, disponen de numerosas aberturas para facilitar la ventilación de los productos almacenados y así impedir que se acumule la humedad y se deterioren.
Los tejados son, por lo general, de piedra o de madera cubierta con teja del país, aunque en algunas zonas de Galicia pueden ser de pizarra, especialmente en la provincia de Lugo y en menor medida también en algunos lugares de la provincia de Coruña y Ourense.
También hay en Galicia hórreos con formas diferentes a la rectangular, especialmente al este de Lugo, en zonas como la sierra de los Ancares son frecuentes los hórreos de tipo asturiano.
Muchos hórreos muestran diferentes adornos sobre sus tejados. Los más habituales son las cruces de piedra y los remates cónicos o piramidales, que pueden variar ligeramente en forma y tamaño.
Nomenclatura y tipos de hórreos gallegos
Como hemos expuesto anteriormente no todos los hórreos de Galicia son iguales y hay variaciones en el tipo de soportes, en forma, tamaño y materiales de construcción. Del mismo modo, los hórreos se nombran de forma diferente según qué zona de territorio.
En la zona sur de Galicia se denominan, de forma general, canastros, canastos o cabanas. Entre la ría de Vigo y el río Miño se denominan canizos, piornos en el Salnés, y paneira, orno u órneo en el Morrazo. En el centro-norte de Galicia reciben el nombre de hórreo u hórrio, cabazo en el noroeste de Coruña y cabozo en el norte de Lugo. Hacia el este de Galicia se denominan cabaceiros, cabaceiras, cabeceiros o cabeceiras. Mientras que los de tipo asturiano del este de Lugo también reciben el nombre de horros.
También existen algunos tipos de hórreos de formas o disposiciones peculiares y características de algunas zonas geográficas. Tal es el caso del ya mencionado hórreo de tipo asturiano, o de la hórrea, de mayor tamaño y con tríos de pies en lugar de parejas que se encuentra principalmente en la zona de las Rías Baixas. También se pueden ver hórreos combinados con palomares en el norte de Lugo, u hórreos en esquina (con forma de “L”) en la provincia de Pontevedra.
Algo relativamente habitual en todo el territorio gallego son las agrupaciones de hórreos como los de Combarro (Poio), los de Filgueira (Cerdedo-Cotobade), los de Dodro en A Coruña, los de Bornalle (Muros) o los de La Merca en Ourense. En el municipio de Melón (Ourense) se encuentra una original agrupación de diez hórreos de varas de mimbre entrelazado, tejado de paja y con cámara troncocónica invertida sobre una losa asentada sobre pies de granito.