Los beneficios de los huertos urbanos
La vida en las ciudades puede desconectarnos de la naturaleza, del medio rural y del modo en qué se producen los alimentos que consumimos cada día. Lo cierto es que “saber lo que comemos” no es solo esto mismo literalmente, sino que también lleva implícito conocer qué recursos se emplean en su producción, en qué condiciones, cuáles son las principales amenazas de esta producción, etc. Podríamos hablar largo y tendido sobre el asunto y extrapolarlo a una escala global, que lo haría aún más complicado. Lo cierto es que para entender este tipo de asuntos es mejor empezar por lo más pequeño, y crear un huerto propio o en colaboración con el vecindario es un fantástico punto de partida. De esta idea parte la finalidad educativa y concienciadora de los huertos urbanos, pero no es el único beneficio que aportan.
Estos pequeños cultivos en las ciudades son un punto de encuentro de vecinos, un espacio para la desconexión alejado del estrés de las urbes, aunque sin salir de ellas. Trabajar la tierra y tocar las plantas con nuestras propias manos tiene un cierto efecto relajante que podríamos llamar casi terapéutico. Aprender a respetar los ritmos que marcan el crecimiento de las propias plantas, los tiempos de laboreo y otras operaciones agrícolas, enseñan a pausarse y tomarnos las cosas de otra manera, a entender que la vida tiene otro ritmo, uno muy diferente (y más enriquecedor) que el de la oficina, el metro o las compras rápidas en el súper. Las plantas necesitan tiempo para procesar la luz, el agua y los nutrientes del suelo; y nosotros necesitamos tiempo para pensar, disfrutar de la vida y desconectar.
Otro gran beneficio de los huertos urbanos es la creación de espacios verdes en entornos urbanos que, en ocasiones carecen de los jardines o parques necesarios para el disfrute de los vecinos. Lo cierto es que el simple hecho de ver las plantas o a las personas trabajando la tierra parece alegrarnos la vista al instante, y también despertar nuestra curiosidad por saber qué se está poniendo en práctica y cuáles son las variedades que ahí se encuentran.
Existen múltiples beneficios de los huertos urbanos, tanto para el medio ambiente como para nuestra salud y bienestar, como pueden ser mejorar la calidad del aire, reducir las islas de calor, reutilizar los residuos orgánicos (compostaje) o promover la biodiversidad de especies agrícolas.
Como contrapunto a estas y otras virtudes que otorgan los huertos urbanos hay que mencionar que también tienen algunas pequeñas desventajas o inconvenientes según el punto de vista. La primera de ellas es que para hacer uso de ellos hay que pagar una pequeña cuota anual o mensual cuyo importe varía según el municipio, y en ocasiones también una fianza inicial. El problema aquí es que las personas en situaciones más precarias no pueden permitirse pagar esta cuota, por muy baja que sea, no pudiendo producir sus propios alimentos en estas instalaciones. El segundo inconveniente es que para regar las plantas se usa agua de las redes de abastecimiento urbano, por lo que se limita mucho su uso, exigiendo sistemas de riego de bajo consumo. Esto no es en realidad una desventaja si lo vemos desde el punto de vista del uso eficiente de los recursos.
Las ecohuertas en España
En la última década, las zonas destinadas a huertos urbanos en nuestro país han crecido de manera exponencial pasando de apenas una centena a unas 1.000 en todo el territorio, y todavía en crecimiento con la misma tendencia. Así es que la mayoría de las ciudades y ayuntamientos españoles, incluidos los municipios gallegos, han elaborado ordenanzas o normas que regulan el funcionamiento de los huertos urbanos y en la mayor parte de ellas es obligatorio practicar una agricultura ecológica.
Para acceder a un huerto urbano municipal, es necesario solicitarlo en el ayuntamiento. Cada cual cuenta con sus normas, por lo que es necesario pedir información sobre los requisitos para ser adjudicatario de un huerto. En algunos ayuntamientos es posible encontrar información por Internet. Nosotros hemos encontrado información sobre huertos urbanos en A Coruña y en Santiago de Compostela.
Las ecohuertas tienen como finalidad favorecer el reconocimiento por parte de la población del significado de la “soberanía alimentaria y agroecológica”, es decir, de garantizar que los derechos de acceso y gestión de la tierra, el agua, las semillas y la biodiversidad estén en manos de aquellos que producen los alimentos.
Asimismo, la producción ecológica de alimentos implica el uso eficiente de los recursos (especialmente el agua), el uso de abonos naturales y orgánicos (principalmente el compostaje), de insecticidas y antiplagas naturales (a base de extractos de plantas) y la siembra de plantas de temporada.
Otro aspecto fundamental, y quizás el más importante de todos, en la agricultura ecológica es el fomento de la biodiversidad en el huerto. Esta biodiversidad atañe tanto a las especies, y más concretamente las variedades, de plantas cultivadas, como a las especies de otros seres vivos (principalmente insectos) que se instalen o visiten el huerto. Ambos tipos de diversidad son fundamentales para el éxito de un ecohuerto. Por un lado, los insectos que en un principio nos pueden resultar molestos, son en muchas ocasiones depredadores naturales de los patógenos de las plantas, y por ello debemos aprender a reconocerlos y dejarlos campar a sus anchas si no producen un daño al cultivo. Algunos ejemplos de insectos beneficiosos son las mariquitas, abejas o luciérnagas, aunque hay más. También las arañas son beneficiosas, por ser grandes depredadoras, para el huerto. El uso de cultivos mixtos aumenta la diversidad de especies que visitan el huerto, y poner especies aromáticas en los márgenes del mismo limitan la entrada de insectos patógenos.
Por otro lado, en cualquier modelo de agricultura ecológica es fundamental cultivar variedades que estén adaptadas a las condiciones edáficas y climáticas del lugar, ya que éstas son las que poseen los mecanismos naturales más eficaces para soportar las plagas e inclemencias climatológicas de una zona concreta. Así, las variedades autóctonas son siempre las más eficaces para sobrevivir, precisamente, en el lugar del cual proceden, limitando así el uso de tratamientos externos para luchar contra enfermedades de los cultivos.
Sin embargo no siempre es fácil encontrar cultivares autóctonos y en la mayoría de mercados encontraremos una oferta muy limitada de semillas para plantar que, además, no siempre son las más adecuadas para las condiciones que tiene nuestro huerto. Afortunadamente existen alternativas para comprar e intercambiar semillas autóctonas y de variedades no comerciales, o difíciles de encontrar en el mercado habitual. Un ejemplo de ello es la Red de Semillas, una organización que impulsa y fomenta el uso y conservación de la biodiversidad agrícola en España. De forma similar, pero en territorio gallego, tenemos la Rede Galega de Sementes. Ambas organizaciones participan en la conservación y mejora de la biodiversidad agrícola, con especial atención a las semillas, y no solo en el ámbito de los huertos urbanos, sino de la agricultura en general.
Peligros para las ecohuertas en Galicia
Como ya hemos comentado en párrafos anteriores, uno de los peligros que tiene el buen funcionamiento de las ecohuertas son las plagas de insectos o microorganismos patógenos que puedan comer las plantas o producirles enfermedades.
En Galicia, en los últimos años, otro factor a considerar como amenaza de los huertos urbanos es la proliferación de jabalíes. Estos, al ver reducido su espacio natural, ya sea por la dedicación de terrenos a edificaciones o a cultivos forestales como el eucalipto, que producen infinitamente menos cantidad de alimento para los animales del bosque, se ven obligados a expandir sus espacios alimenticios, haciendo incursiones en las afueras de las ciudades e incluso llegando a los centros urbanos. Los estragos que puede causar una piara de jabalíes en un hurto urbano son evidentes, por lo que se ha de tener en cuenta esta amenaza a la hora de planificar las estructuras de los huertos.