La gaita: el instrumento más distintivo del folclore gallego

La gaita gallega: origen, historia e importancia cultural

El origen exacto de la gaita es desconocido. Las muestras más antiguas que hacen referencia a su existencia son algunos grabados y pinturas del Antiguo Egipto que representan instrumentos similares a una gaita actual. Se cree que este instrumento fue utilizado por numerosos pueblos a lo largo de la historia: desde los babilonios a los hebreos, los fenicios, los romanos y los celtas, hasta llegar a nuestros días.

En la antigua Grecia recibía el nombre de askaulos, y de esta época proviene la referencia escrita más antigua a la gaita. Data del 400 a.C. aproximadamente y fue hallada en un escrito del poeta ateniense Aristófanes, en el que hace referencia a los gaiteros de Tebas, una ciudad próxima que enemistada con Atenas por aquel entonces.

Del Imperio Romano también se encuentran escritos con referencias a la gaita o aulein, especialmente relacionados con el emperador Nerón que sentía gran fascinación por el instrumento e incluso sabía tocarlo. Así lo demuestran escritos del biógrafo romano Cayo Suetonio en su obra “Vida de los Doce Césares” y del poeta Dión Cristomio en su obra “Oraciones”.

Sin embargo, no fue hasta los siglos IX y X d. C. que la gaita comenzó a ganar popularidad en toda Europa, alcanzando su punto álgido en la Edad Media. Las multitudinarias peregrinaciones a Santiago de Compostela convirtieron a Galicia, ya por aquel entonces, en uno de los principales centros de la música gaitera de Europa.

Las primeras gaitas se construían con pieles completas de pequeños animales, como ovejas o cabras, de modo que los tubos para la entrada y salida de aire se colocaban en el cuello y patas delanteras del animal. También se empleaban en ocasiones los estómagos de animales mucho más grandes, los cuales se siguen usando en muchos países.

A partir de finales del siglo XV comenzó a perder popularidad, hasta que a partir del siglo XVIII su uso queda relegado al ámbito de la música popular en los países de las Islas Británicas, la península escandinava, Países Bajos, Alemania, Francia, Italia, los Países Balcánicos, Portugal y España, concretamente de las regiones de Galicia, Asturias, León, Cantabria y Baleares. También fuera de Europa la gaita es un instrumento tradicional en el norte de África, Turquía y los países de Oriente Medio.

 

Partes de la gaita

Las partes más básicas de la gaita son el soplete (lugar por donde se sopla el aire), el fol u odre (“bolsa” que reserva el aire), el puntero (tubo con orificios que se tocan con los dedos para modular el sonido) y los bordones (tubo alargado que va hacia atrás y da la nota contínua). Según su mayor o menor tamaño, los bordones producen un sonido diferente y reciben el nombre ronco o roncón, ronquillo, ronqueta y pieiro o chillón.

Tanto el puntero, como los bordones y el soplete están unidos al fol mediante tubos de madera denominados asientos o buxas que actúan, además, como protección de las lengüetas.

Gaita
Original gaita con un gran roncón en una fiesta histórica gallega

El fol puede ser de piel sintética, de goma o de piel natural de oveja cortada y cosida de una manera determinada. De forma tradicional, en Galicia se fabricaban los tubos con maderas de fresno, manzano, peral, olivo o roble; aunque la más valorada de todas era la madera de boj (buxo), que continúa siendo muy apreciada. Progresivamente se han ido introduciendo maderas procedentes de países tropicales que presentan muy buenas propiedades físicas y acústicas. Tal es el caso, por ejemplo, de la madera de koa, palo rosa, ébano o bubinga entre otras.

 

La gaita en la cultura y el folclore de Galicia

La gaita es un instrumento popular de gran arraigo cultural en Galicia que se ha introducido en numerosos ámbitos sociales, tales como fiestas, ferias, misas, bodas, lugares de afluencia turística, actos públicos o cualquier otro evento multitudinario.

La mayoría de bailes tradicionales gallegos se bailan al son de la gaita, como la muiñeira o la jota gallega, y suele estar acompañada de otros instrumentos como las pandeiretas, el bombo y el tamboril, pero lo cierto es que en cualquier verbena de Galicia una sola gaita es suficiente para animar a un pueblo entero. El acompañamiento de las gaitas se asocia mucho a los momentos de diversión, baile y fiesta en grupo: las conocidas como foliadas.

Banda de gaiteiros gallegos
Banda de gaiteiros Os D'algures

Las gaitas empleadas en Galicia son las de uno, dos o tres bordones, la gaita de palleta doble, la gaita de barquín y la gaita de banda o marcial. Cada una de ellas tiene un sonido característico y se afinan de forma diferente, siendo más o menos adecuadas para tocar según qué pieza musical.

Un buen gaiteiro o gaiteira sabe mantener siempre una postura adecuada para la ejecución: manteniendo la cabeza erguida, el fol bajo el brazo, el roncón también erguido (nunca paralelo al suelo) y soplar con fuerza sin hinchar la boca de aire.

Tocar la gaita tiene mucha más técnica de la que a priori pueda parecer y ciertas piezas solo son asumibles para los gaiteiros con más experiencia. De forma general, existen dos modos o técnicas de digitación: la abierta, en la que todos los dedos se levantan hasta alcanzar la nota deseada, y la cerrada, en la que solo se levanta el dedo con el que se desea hacer la nota

Asimismo, también hay dos modos de separar las notas, algo que se hace necesario debido a que la salida de aire hacia el puntero es continua. El picado consiste en realizar un golpe rápido y seco con los dedos sobre los agujeros que habría que tapar, y el batemento que consiste en golpear con los dedos los agujeros que deberían estar abiertos para dar la nota.

Banda de gaitas de Galicia
Banda de gaitas

Las gaitas y los gaiteiros gallegos son el alma de las romerías tradicionales y forman parte indiscutible de nuestro folclore y cultura. A lo largo de los años han surgido, y también desaparecido, muchas bandas de gaitas a lo largo y ancho de toda la geografía gallega. Bandas que crearon escuela y que participan en eventos donde el baile gallego y el ambiente festivo más tradicional de Galicia conviven con total armonía.

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