Origen de las variedades de vid gallegas

Origen de las variedades de vid autóctonas en Galicia

En Galicia existen multitud de variedades de vid. Muchas de ellas están reconocidas y registradas como variedades aptas para la vinificación, y muchas otras apenas se tiene conocimiento o registro de ellas, existiendo solo algunos ejemplares aislados. En nuestro artículo “Diversidad de variedades de vid en Galicia” os hablamos de ellas y en qué estado de conservación se encuentran.

Al ser muchas de las vides gallegas desconocidas o minoritarias, resulta muy difícil saber cual es el origen de las mismas y si realmente se trata de variedades autóctonas. En este sentido y gracias al desempeño de investigadores de la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (EVEGA) y la Misión Biolóxica de Galicia ahora sabemos más sobre el origen y la evolución de muchos de los cultivares gallegos. Además de llevar a cabo originales estudios ampelográficos sobre retablos barrocos, ha sido necesario recurrir a modernas técnicas moleculares para llevar a cabo estudios genéticos de todas y cada una de las variedades de vid. De este modo se ha podido conocer hasta qué punto las variedades de distintos lugares de Galicia están emparentadas y si tienen un origen común.

En este artículo os contamos los descubrimientos más relevantes acerca del origen de las variedades autóctonas gallegas y de las relaciones entre ellas.

 

El origen geográfico de las variedades gallegas actuales

De un modo general, se podría decir que en Galicia encontramos tres grandes grupos de variedades de vides para vinificación:

Un primer grupo abarcaría a los cultivares presentes en el macizo galaico-portugués y que podrían considerarse autóctonos. Serían las variedades descendientes del Caíño Astureses y del Merenzao (que os explicamos en el siguiente apartado) y otras muchas vides que solo se encuentran en Galicia, no estando presentes en otros países o regiones españolas.

El segundo gran grupo sería el de las vides que se cultivan en la zona centro y sureste de la Península Ibérica, como los moscateles y las garnachas, y que se habrían introducido en Galicia en diferentes episodios a lo largo de la historia. Especialmente después del ataque de Filoxera se introdujeron variedades como el Palomino y el Tempranillo.

Y por último, el tercer gran grupo lo constituyen las variedades comunes con las de viñedos franceses, como la Tinta da Zorra (Petit Bouschet), Gran Negro (Gran Noir de la Calmet), Garnacha Tintoreira (Alicante Henri Bouschet) y Agudelo (Chenin Blanc).

 

Origen genético de las variedades de vid autóctonas

Las vides se adaptan a las condiciones de su entorno. Cuando una misma variedad o cultivar se planta en regiones diferentes (con diferentes suelos, climas, laboreos, etc.) éstas se aclimatan a la nueva situación cambiando su metabolismo, la composición química del fruto, su capacidad de crecimiento y maduración, la morfología de las hojas o sus necesidades hídricas, entre otras muchas cosas. Cuando pasan muchas generaciones estos cambios pueden haber llegado ya a su ADN, a sus genes, y es ahí cuando se puede originar una nueva variedad de vid adaptada a las condiciones de la región donde se halla. Serían pues, las variedades autóctonas de Galicia aquellas que, a partir de un cultivar inicial, se han adaptado y han evolucionado en las condiciones de estas tierras.

Los estudios genéticos y moleculares llevados a cabo en la EVEGA han servido para desvelar dos líneas evolutivas diferentes en Galicia. Una de ellas tiene su origen en la variedad Caiño Astureses, también denominada Caíño Bravo, y la otra en la variedad Merenzao. A partir de estas dos variedades han surgido otras, tras generaciones y generaciones de cultivo en diferentes regiones gallegas.

La línea del Caíño Astureses: Se ha determinado que las variedades Caíño Blanco, Caíño Longo, Caíño Redondo, Castañal y Sousón están directamente emparentadas con el Caíño Astureses. A su vez, el cultivar Brancellao tiene su origen en el Sousón, y el Verdello se originó a partir del Brancellao.

La línea del Merenzao: Por otro lado, los cultivares Mencía, Caíño Gordo y Mouratón tendrían su origen en la variedad Merenzao. Una variedad que también se cultiva en Francia, donde se conoce con el nombre de Trousseau.

A día de hoy se observa que las variedades descendientes del Caiño Astureses se cultivan principalmente en el suroeste gallego y, las variedades de la línea del Mouratón, se cultivan mayoritariamente hacia el este. Todos estos cultivares, y sus descendientes evolutivos, son pues autóctonos de Galicia, ya que se han originado en estas tierras tras años de adaptación.

Gracias al trabajo de los investigadores de la EVEGA hoy sabemos mucho acerca del origen las variedades autóctonas y también de las que no lo son. Aunque todavía queda mucho por descubrir, nos encontramos con que en Galicia existe una gran diversidad de vides de gran valor ecológico, cultural y enológico. Se trata pues de una región con enorme potencial para la elaboración de vinos de gran valor y prestigio, vinos de auténtico terruño, o terroir. Galicia es una región con un enorme bagaje cultural, de tradición y evolución vitícola que le es propia y característica.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

*