La importancia del corcho en los vinos embotellados

¿Cuál es el papel del corcho en los vinos embotellados?

En nuestro país el tapón de corcho es parte fundamental de la imagen y presentación de un vino. El descorche es un acto sencillo, pero que tiene su técnica, y que aporta solemnidad al ritual previo al consumo del vino. Pero la finalidad del tapón de corcho va mucho más allá de la imagen del vino, ya que juega un papel fundamental en su conservación en botella y en la evolución de los vinos de guarda.

Cualquier consumidor esporádico o habitual de vino se habrá fijado en que existen diferentes tipos de corchos: naturales, de aglomerado y algunos que combinan partes de ambos. De éstos y otros tipos de tapones de corcho y de sus principales funcionalidades en la industria del vino os hablamos en este artículo.

 

Características de los tapones de corcho

Todos los tapones de corcho se fabrican a partir de la corteza del alcornoque (Quercus Suber L.) y su extracción forma parte de una industria que es especialmente relevante en España. Y es que el 30% de la producción mundial de corcho procede de nuestro país, una actividad de la que dependen unas 150 industrias y que genera más de 2000 puestos de trabajo.

La técnica de extracción del corcho del alcornoque se denomina “descorche” o “saca” y, además de realizarse sólo por manos expertas, no provoca daños en el árbol, el cual regenera su corteza para realizar una nueva saca tras un periodo de al menos 9 años.

Los corchos obtenidos presentan características físicas y químicas que resultan idóneas para la conservación de muchos vinos. Los tapones de este material natural se emplean desde hace siglos para cerrar recipientes que contienen vino, tales como vasijas, barriles y botellas de vidrio. Su uso se hizo más intensivo a partir del siglo XVIII y continúa siéndolo en nuestros días.

Se trata de un material muy ligero: casi el 90% de su composición es gaseosa y poco más del 10% lo constituyen fibras vegetales de lignina y otras moléculas como la suberina, la cutina y las ceras.

Presenta gran elasticidad y compresibilidad. Estas características permiten comprimir tapones más anchos que el orificio del cuello de la botella hasta que quepan en su interior para después descomprimirse, recuperando su forma original, y cerrando el recipiente de forma estanca. Del mismo modo, cuando las botellas se dilatan o se contraen, por ejemplo debido a cambios de temperatura, el corcho mantiene su capacidad de adaptación al mismo, asegurando la estanqueidad durante la conservación del vino.

El corcho tiene gran resistencia a la acción humedad, permitiendo almacenar los vinos en bodegas y otros lugares durante largos periodos de tiempo. Aunque ello no exime de que en algunas ocasiones puntuales los corchos lleguen a estropearse si se encuentran en lugares demasiado húmedos, pudiendo incluso desarrollarse hongos que dan lugar al compuesto TCA (tricloroanisol), de olor desagradable y responsable del conocido como “defecto de corcho” en los vinos.

También es un material impermeable, que impide el paso de líquidos a su través y también de la mayoría de los gases. Y decimos la mayoría porque el corcho en realidad sí permite un pequeño intercambio gaseoso desde el exterior. A través de sus pequeñísimas oquedades, el corcho permite la entrada de ínfimas cantidades de oxígeno hacia el interior de la botella, es el proceso denominado microoxigenación. La microoxigenación es muy importante y necesaria para la correcta evolución de los vinos de guarda, especialmente de aquellos de carácter reductivo, en los cuales es imprescindible colocar un buen corcho totalmente natural.

Para que la crianza o envejecimiento en botella sea efectivo, las botellas han de estar tumbadas, en posición horizontal, de modo que el vino entra en contacto con el corcho, almacenadas en un lugar fresco y con una humedad relativa en torno al 80%. La crianza en botella bien llevada contribuye al conocido como “bouquet” del vino, que no es ni más ni menos que los aromas que se forman en éste durante su envejecimiento. El fenómeno de la microoxigenación no es exclusivo de los vinos embotellados y también es muy importante durante el envejecimiento en barricas y otros recipientes durante su crianza en bodega.

No debemos olvidar que el vino es un líquido complejo y dinámico, lleno de moléculas orgánicas que cambian con el tiempo, y el aporte de “microdosis” de oxígeno resulta fundamental para que estos cambios ocurran en la dirección adecuada, asegurando su buena evolución. Si bien también es cierto que no todos los vinos son apropiados para el envejecimiento, especialmente los vinos jóvenes y aquellos de carácter oxidativo, que deben consumirse por lo general de uno a tres años después de su embotellado. En estos casos el corcho no es especialmente relevante en su conservación, y más bien sería indeseable, ya que facilitaría su oxidación. Es por ello que muchas bodegas optan por los tapones sintéticos u otros tipos de tapones de corcho como los colmatados, que presentan características similares de ligereza, elasticidad, compresibilidad, impermeabilidad y resistencia a la humedad que los tapones de corcho natural, pero no permiten el intercambio de gases.

Es tarea de los enólogos y elaboradores seleccionar el tipo de corcho más adecuado para sus vinos, con la finalidad de que éstos lleguen a nuestras mesas en las condiciones óptimas, siempre y cuando los hayamos conservado en unas condiciones adecuadas, claro está.

 

Diferentes tamaños de tapones de corcho

Existen diferentes tamaños de corchos que varían en diámetro y, sobre todo, en longitud. El tipo más habitual es el denominado tapón bordelés, con un diámetro de 24 milímetros y una longitud que oscila entre los 49’5 y 54 milímetros. El segundo tipo de corcho más frecuente es el tapón italiano, que puede ser de 34, 40’5 o 45 milímetros de largo por 26 milímetros de diámetro.

Los corchos más largos se emplean, por lo general, para tapar vinos reserva y gran reserva con potenciales de guarda de muchos años, mientras que los más cortos son habituales en vinos jóvenes y de bajo potencial de guarda.

 

Tipos de tapones de corcho y sus usos

No todos los tapones de corcho presentan las mismas características, ni todo el corcho del alcornoque es apto para fabricar los mismos tipos de tapones. Tampoco cualquier tapón es adecuado para cualquier vino. A continuación trataremos de arrojar luz sobre estas cuestiones y os explicamos los principales tipos de tapones de corcho que existen en el mercado, cuáles son sus características y por qué se eligen unos u otros según su finalidad.

 

Tapones de corcho natural

Tapones de corcho natural

Son tapones de corcho 100% natural que se han cortado de una sola pieza directamente de la corteza del alcornoque. Por ello son los únicos que presentan todas las características naturales del corcho, de las que os hemos hablado en el apartado anterior, y por ello los más adecuados para vinos con gran potencial de guarda y de carácter reductivo.

Existen diferentes categorías y calidades de corchos naturales que varían en función del tamaño de las lenticelas, su masa volumétrica o la aplicación de diferentes tratamientos de superficie, entre otros. De manera general, el corcho será más largo cuanto mayor sea el tiempo de conservación en botella, es decir, a mayor potencial de guarda del vino más largo será el tapón de corcho natural.

 

Tapones de corcho natural colmatados

Tapón de corcho colmatado

Al igual que los anteriores son tapones de corcho natural, pero en este caso presentan las lenticelas colmatadas (rellenas) con polvo de corcho, que se fija con colas naturales, completamente inocuas, y aprobadas por las autoridades alimentarias. De forma general, el colmatado de los corchos sirve para mejorar el aspecto visual del tapón y su rendimiento, ya que mantiene su estructura con mayor facilidad.

Pero, ¿qué son las lenticelas? Las lenticelas son los poros visibles a simple vista que presentan los corchos, en mayor o menor número, y que se forman durante el crecimiento de la corteza del árbol para permitir el paso de aire hacia el interior de la misma. Así, los corchos colmatados permiten una menor microoxigenación de los vinos, aunque no se han hecho estudios concluyentes de qué cantidad de oxígeno dejan pasar. Normalmente se emplean en vinos jóvenes que se han de consumir en un periodo más o menos breve, de 1 a 3 años.

 

Tapones aglomerados

Tapón de corcho aglomerado

Estos tapones están formados por granulados de corcho aglutinados, y que son el resultado de los materiales no utilizables en la producción de tapones naturales. Se trata de una opción económica y muy efectiva para vinos que se conservarán en botella durante periodos inferiores a los 12 meses aproximadamente.

Existen diferentes tipos de tapones aglomerados que varían en función del tamaño, el método de fabricación (con moldes o por extrusión), el calibre del granulado de corcho o su peso específico.

 

Tapones técnicos

Tapón de corcho técnico

Los tapones técnicos constan de un cuerpo central de corcho aglomerado y uno o dos discos de corcho natural pegados en uno de sus extremos o en ambos. Los tapones técnicos con un disco de corcho natural pegado en ambos extremos reciben el nombre de 1+1, los que tienen dos discos en cada extremo son 2+2, y los que tienen dos discos en un solo extremo se denominan tapones técnicos 0+2. Obviamente, la parte que tiene el disco de corcho natural será la que esté en contacto con el vino.

Estos tapones se emplean principalmente en vinos destinados a ser consumidos en un periodo de 2 o 3 años tras el embotellado. Destacan por su solidez y elevada resistencia mecánica.

 

Tapones de vinos espumosos

Tapón de vino espumoso

Estos tapones son en realidad un tipo de tapones técnicos, ya que constan de un cuerpo de aglomerado y 1, 2 o 3 discos de corcho natural en uno de sus extremos. La diferencia más significativa es su diámetro, que es mucho mayor que el de los tapones de vinos tranquilos, y cuya finalidad es soportar las presiones que las burbujas de gas anhídrido carbónico ejercen desde el interior de la botella.

También se colocan de forma distinta, ya que parte del corcho sobresale por encima del cuello de la botella, y sobre éste se coloca una cápsula metálica con un bozal que asegura aún más la sujeción.

 

Tapones cabezudos

Tapón de corcho cabezudo

Son tapones de corcho, natural o aglomerado, que presentan una cápsula o cabeza de metal, vidrio, PVC u otro material que sobresale por encima del cuello de la botella. Se emplean para embotellar principalmente licores, bebidas espirituosas, algunos moscateles, vinos de oporto y algunos vinos de jerez.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

*