La viticultura sostenible gana terreno en las Rías Baixas

Bodegas que cultivan sostenibilidad

El clima de Galicia no es de los más favorables para realizar el cultivo ecológico de la vid, y esto es algo que los viticultores gallegos saben muy bien. Aún así muchos de ellos no han desistido en su empeño de gestionar el viñedo de forma sostenible y con el tiempo han demostrado no solo que es posible cultivar en ecológico en Galicia, sino que también se obtienen cosechas de gran calidad que dan lugar a vinos llenos de matices y con mucha personalidad.

 

¿Qué supone la viticultura respetuosa con el medio ambiente en Galicia?

Las tierras de la DO Rías Baixas se encuentran en una zona de elevada pluviometría anual y también con una humedad ambiental muy elevada, especialmente si la comparamos con otras denominaciones españolas. Por ello, el riesgo de enfermedades criptogámicas en el viñedo es elevado, especialmente la producida por el hongo Mildiu (Plasmopara viticola) y también la botritis (Botrytis cinerea). En la viticultura convencional de Galicia es frecuente el uso de fungicidas para evitar la invasión de estos hongos patógenos, sin embargo las prácticas vitícolas sostenibles limitan el uso de compuestos de reconocida toxicidad para el medio. Por ello, los que cultivan en ecológico o de acuerdo a la agricultura integrada deben realizar laboreos enfocados a una mayor aireación del viñedo (podas en verde y deshojados) que suponen un esfuerzo manual extra, pero que si se realiza con paciencia y cuidado da sus frutos.

Pero la viticultura sostenible va más allá de reducir o prohibir el uso de fitosanitarios y fertilizantes dañinos para el medio ambiente. Se trata de entender el viñedo como un ecosistema en el que los insectos, los microorganismos, el suelo y otras plantas entran en juego contribuyendo a mantener un equilibrio natural, tan fuerte como delicado, que impide que existan invasiones, de hongos o malas hierbas por ejemplo.

Dicho de un modo muy simplista pero ilustrativo, podemos ver el viñedo como una urbanización en la que diversos organismos conviven en las distintas casas, cuando llega un nuevo inquilino, que puede ser un hongo patógeno, sólo se encontrará alguna o ninguna casa disponible para poder vivir y por lo tanto, mientras el equilibrio se mantenga el patógeno no invadirá todo el viñedo y los daños que pueda provocar serán menores. Ahora bien, si cuando el patógeno llega a un viñedo se encuentra con que no hay otros organismos que compitan por el mismo espacio y los mismos recursos que él, la invasión es inmediata y el hongo colonizará todo el viñedo a no ser que se apliquen fungicidas capaces de disuadir la invasión.

Esta “lucha biológica natural” es la esencia de las prácticas agrícolas sostenibles, como la agricultura ecológica y la producción integrada, aunque ello no exime de que en algunos casos, y especialmente en Galicia, sea necesario emplear compuestos de azufre o de cobre autorizados por las correspondientes normativas para luchar contra los hongos.

 

Bodegas sostenibles en las Rías Baixas

Cada vez son más las bodegas que se suman a la viticultura ecológica en Galicia. Según datos del CRAEGA (Consejo Regulador de la Agricultura Ecológica de Galicia) actualmente hay 18 bodegas y 27 viticultores certificados, lo que supone una extensión de 82 hectáreas de viñedo certificado.

En la DO Rías Baixas, la primera bodega en certificar un vino de Albariño ecológico fue Bodegas Corisca, allá por el año 2009. Dos hermanas son las encargadas de gestionar este proyecto y de cuidar los viñedos de sus dos fincas: Muiño y Malladoura. Finca Muiño es el viñedo familiar que heredaron de su padre y cuenta con cepas de más de 45 años, de ellas elaboran un vino de finca espectacular que muestra la tipicidad de su origen. Ambos viñedos están certificados en ecológico desde que la bodega abrió sus puertas, todo un mérito por parte de estas dos hermanas.

Por la cantidad de cuidados y mantenimiento que requiere un viñedo cultivado de manera sostenible, la mayoría de bodegas que realizan esta viticultura son de pequeño tamaño. Tal es el caso de los productores que elaboran los conocidos como “vinos de viticultor” o “vinos de autor”, es decir, que se encargan personalmente de cuidar el viñedo y también de elaborar los vinos en bodega, así como otras labores necesarias para la gestión de su empresa. Ejemplos representativos de ello son Adega do Vimbio, gestionada por Martín Crusat en la subzona del Rosal, y Adega do Ricón, que gestiona Adrián Simón en el Condado do Tea. Ambos viticultores llevan a cabo prácticas respetuosas con el entorno, no emplean herbicidas ni fitosanitarios agresivos, utilizando solo fungicidas como el sulfato de cobre cuando corren el riesgo de perder la producción. Aunque sus viñedos no están certificados en ecológico, estos productores han llegando a obtener buenas cosechas durante varios años consecutivos sin emplear ningún producto fitosanitario.

Otras bodegas de mayor tamaño y con más historia en la elaboración de vinos, también se están sumando a la agricultura ecológica. Pazo Pondal es una de ellas, y está dando el paso para la conversión de sus viñedos a ecológico. Una tarea compleja y que lleva tiempo, ya que el viñedo que anteriormente se cultivaba de acuerdo a la agricultura convencional o industrial ha de adaptarse poco a poco a las nuevas condiciones. Para que la agricultura sostenible tenga éxito, el viñedo ha de fortalecerse y recuperar su salud natural.

Otra opción que siguen algunas bodegas con varios viñedos y una producción algo elevada es la de practicar otra modalidad de agricultura, la denominada Producción Integrada. La Producción Integrada o Agricultura Integrada es, en términos generales y poco rigurosos, un sistema de producción a medio camino entre la agricultura convencional o industrial y la ecológica. Trata de reducir al máximo el uso de fertilizantes químicos, herbicidas, pesticidas y otros fitosanitarios, evitándolos siempre que sea posible. En caso necesario, éstos de aplican solo en el momento más adecuado y a dosis mínimas para evitar su abuso. En general, se trata de aplicar los conocimientos y avances científicos para hacer una gestión optimizada del viñedo con la finalidad de proteger la salud del mismo y la del medio ambiente.

Al igual que en la agricultura ecológica, la Producción Integrada busca un equilibrio biológico en el viñedo, haciendo especial hincapié en la conservación del suelo, el mantenimiento de la diversidad de organismos y la protección de los recursos naturales. Tal es el caso de Bodegas Zarate, que lleva más de 25 años sin emplear herbicidas gracias a una cubierta vegetal permanente que se extiende sobre el suelo de los viñedos, protegiendo así su estructura y a la vida microbiológica, tan importante, que habita bajo tierra.

 

Como se puede ver, la viticultura ecológica y responsable con el medio ambiente es muy posible, y una realidad, en Galicia. No sin mucho trabajo manual y un esfuerzo de los viticultores que cuidan las fincas y luchan contra los temidos hongos que tanto azotan los viñedos gallegos. Sin embargo, y a pesar de esta desventaja producida por la climatología de Galicia, existe una característica de las producciones agrícolas gallegas que es una clara ventaja para la instauración de prácticas ecológicas: el minifundio. Y es que precisamente que haya muchas bodegas en un territorio, cada una de ellas con viñedos repartidos en fincas pequeñas obliga, por la fuerza, a realizar muchas labores de forma manual o empleando maquinaria pequeña y rudimentaria. Los viticultores conocen cada cepa del viñedo y dedican muchas horas a su cuidado. Y es por ello que, en cierto modo, la viticultura tradicional gallega es un buen punto de partida para certificarse en Agricultura Ecológica o en Producción Integrada.

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