Receta tradicional de lacón con grelos

Receta tradicional de lacón con grelos

El lacón con grelos es uno de los platos tradicionales de Galicia más conocidos. Se consume sobre todo durante el carnaval, o entroido, junto con los dulces típicos también de estas fechas, como las orejas, las filloas o las rosquillas de carnaval.
Este sencillo plato aúna varios productos típicos gallegos: el lacón, los grelos, los chorizos y las patatas de Galicia.

El lacón empleado en la elaboración tradicional de este plato debe estar previamente conservado en salazón. Antes siquiera de la existencia de neveras y congeladores en los hogares gallegos y gracias a la presencia del mar, la conservación de muchos alimentos y especialmente aquellos derivados de la matanza del cerdo, se realizaba en sal. Es por ello que a día de hoy muchos platos tradicionales, especialmente los que llevan carnes de cerdo, se elaboran a partir de alimentos en salazón.

Los grelos no son ni más ni menos que el brote floral de los nabos, y tienen una estrecha relación con las nabizas, pero no son exactamente lo mismo. Los nabos se cultivan en Galicia desde tiempos inmemorables y se usaban para dar de comer al ganado, mientras que sus brotes se emplean para el consumo humano. Los nabos comienzan a dar sus primeros brotes de octubre a noviembre, conocidos como nabizas. Más tarde, estos brotes comienzan a prepararse para la floración, fenómeno conocido como grelar en Galicia, de ahí el nombre de “grelos”. Estas verduras se cosechan entre enero y marzo, por lo que siempre coinciden con las fechas del carnaval, y de ahí la tradición de degustar un buen lacón con grelos en esta festividad.

Aunque en estas fechas son en las que podremos encontrar grelos frescos, a día de hoya disponemos también de estupendas conservas de grelos al natural que mantiene todo el sabor y propiedades del producto, permitiéndonos disfrutar de este plato tradicional en cualquier época del año.

Os dejamos aquí la receta tradicional del lacón con grelos, que también lleva patatas y chorizo. Puesto que se trata simplemente de cocer los alimentos, la clave de esta receta está en respetar los tiempos para una buena cocción y, sobre todo, en disponer de productos de excelente calidad. Esperamos que os guste y, sobre todo, que la disfrutéis con la mejor compañía.

 

Ingredientes

  • Un lacón de cerdo en salazón (de 800 gramos) cortado en rodajas de unos 4 centímetros de grosor.
  • Cuatro chorizos gallegos.
  • Cuatro patatas gallegas (para cocer).
  • Dos manojos de grelos frescos.

 

Elaboración

Antes de comenzar con la cocción de los ingredientes debemos desalar el lacón, en el caso de que lo compremos en salazón, aunque a día de hoy también lo venden ya desalado y envasado al vacío. Si quieres elaborar este plato de la manera en que lo hacían nuestros ancestros, entonces será mejor que adquieras un lacón en salazón. Para desalarlo pondremos los trozos de lacón en un bol grande y los cubriremos con agua, 24 horas antes de cocinarlo, para que se vayan desalando hasta el día siguiente. Es recomendable hacer un cambio de agua tras las primeras 6 horas.

  1. En una olla grande colocamos el lacón y lo cubrimos con abundante agua. Lo ponemos al fuego y, cuando empiece a hervir, lo bajamos para que se cueza lentamente. El tiempo total de cocción será de unos 60 minutos.
  2. Mientras hierve el lacón pelamos las patatas, lavamos los grelos y los cortamos en trozos grandes.
  3. Cuando el lacón lleve hirviendo 40 minutos añadimos los grelos y las patatas y los chorizos encima, de este modo el peso de las patatas y los chorizos hundirá los grelos en el agua.
  4. Una vez que el agua comienza a hervir de nuevo dejamos que se cueza todo junto unos 20 o 30 minutos más.

Aunque en la mayoría de recetas actuales se cuecen los grelos y las patatas por separado, la receta que os mostramos aquí es una de las más tradicionales de Galicia, la que hacían nuestras abuelas. La razón principal es el aprovechamiento del caldo, que queda espectacular y se emplea para hacer sopas de pasta. Además, la cocción conjunta aporta sabores que no se consiguen por separado. La clave es, simplemente, echar cada ingrediente en el agua de cocción en el momento adecuado.

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