Los furanchos de Galicia

Los furanchos de Galicia: qué son y dónde encontrarlos

Galicia esconde muchas joyas. Algunas naturales y paisajísticas, otras etnográficas y arquitectónicas, y otras también vinícolas y gastronómicas. Los furanchos están intrínsecamente ligados a la tradición vitivinícola gallega, pero también al carácter de sus gentes: a la hospitalidad, a la cercanía, a la familiaridad y al buen comer y el buen beber que tanto nos gusta a los gallegos.

En estas líneas queremos contarte qué son los furanchos y cuál es su origen y, de ese modo, dar a conocer un poco más sobre las costumbres y la tradición de los gallegos. ¿Te animas a descubrirlos?

 

Qué son los furanchos

Para entender qué son los furanchos antes debemos hablar de su origen, de la razón de su existencia. Los furanchos surgieron como una solución práctica a la acumulación de excedentes de vino en las bodegas de particulares que, antes de la vendimia, debían ser vaciadas del vino del año anterior para dar cabida a la nueva añada. Así que la solución fue la de abrir las puertas de sus bodegas para vender el vino a vecinos y visitantes a un precio muy razonable, colocando mesas y sillas improvisadas para dar servicio en un ambiente cercano y familiar.

Las bodegas particulares generalmente ocupan los bajos de las casas tradicionales gallegas. El vino se sirve en la tradicional cunca de viño, que es una especie de taza baja que desde siempre se ha empleado en Galicia para degustar los vinos. Como es costumbre entre los gallegos, ha de ofrecerse a cualquier invitado en nuestros hogares algo de comer. Y es por ello que en los furanchos, junto con nuestra cunca de viño, siempre nos ofrecerán una buena tapa de comida tradicional gallega de elaboración casera.

Era costumbre en los furanchos colocar una rama de laurel en la puerta como señal identificativa que todos los vecinos reconocían. Es por ello que los furanchos también se denominan loureiros que es como se le llama en Galicia al laurel.

 

Dónde se pueden encontrar

Puesto que los furanchos están ligados a la producción de vino, resulta fácil intuir que es en las regiones vitivinícolas de Galicia donde los encontraremos.

Actualmente la mayoría de furanchos se encuentran concentrados en el Oeste de la provincia de Pontevedra, en las zonas de la DO Rías Baixas. Y dentro de ella, más especialmente en las zonas de O Rosal, Soutomaior y Val do Salnés. Siendo ésta última, quizá la zona de Galicia donde el cultivo de la vid está más extendido, la que presenta más furanchos con diferencia.

Los furanchos están ubicados en zonas rurales, en pueblos y aldeas muchas veces alejados de las principales vías de transporte y comunicación. Hay furanchos a los que es prácticamente imposible llegar a no ser que alguien te lleve hasta allí. Otros se han ganado tal fama y reconocimiento que cualquier vecino a varias decenas de kilómetros a la redonda sabe perfectamente cómo llegar hasta él. Cada vez son más los furanchos que emplean portales de internet para publicitarse pero, como decimos, hay que buscarlos y saber encontrarlos.

Furancho en Ribadumia

Los furanchos en la actualidad

Desde el año 2012, el decreto 215/2012 de la Xunta de Galicia regula la figura de los furanchos como un establecimiento ligado a una vivienda particular destinado a la venta de los excedentes de vino, y diferenciado de establecimientos de servicios de restauración como restaurantes, bares y cafeterías.

Este decreto contempla además otras muchas exigencias en ocasiones difíciles de cumplir por muchas personas que llevan toda la vida vendiendo en vino en sus bodegas. A pesar de ello, lo cierto es que cada vez son más los furanchos que se regularizan. Y otros, generalmente los que disponían ya de una clientela muy grande y asegurada, han pasado a ser locales de restauración, realizando la inversión pertinente para cumplir la normativa, pero manteniendo la esencia tradicional y familiar que los caracteriza.

La temporada de furanchos suele ser en los meses de primavera y verano, pero también hay otros que prefieren abrir sus puertas en invierno. En cualquier caso cada establecimiento dispone de tan solo tres meses para vender todos su excedentes de vino, así que hay que estar muy atentos para no perder la ocasión de visitarlos.

 

Platos típicos de los furanchos

Tradicionalmente en los furanchos se servían todo tipo de platos de la cocina gallega, desde potes y caldos hasta mariscos y pulpo. El visitante se sentaba en una mesa, generalmente compartida con otros vecinos, pedía una cunca de viño y ésta se le servía acompañada de tapas de todo tipo por cortesía de la casa, sin coste adicional alguno.

A día de hoy pocos son los furanchos en los que poder disfrutar de platos de marisco o pulpo, ya que la regularización de los mismos también ha limitado la diversidad de platos que se pueden servir. Aún así, la oferta de tapas en los furanchos es amplia y francamente deliciosa.

Habitualmente en los furanchos se sirven tapas de cocina tradicional gallega tales como:

● Zorza: carne de cerdo cortada en pedazos, adobada y macerada. Francamente deliciosa.
● Chorizo ó inferno: que significa chorizo al infierno. Se trata de un chorizo rojo trinchado con un pincho metálico que se asa sobre un recipiente con aguardiente de orujo en llamas, que ceden así sus aromas al chorizo.
● Pimientos de padrón.
● Oreja de cerdo a la gallega (con aceite y pimentón)
● Costilla de cerdo a la brasa (churrasco) o guisada.
● Chinchos y Xoubas fritos: pequeños jureles y pequeñas sardinas respectivamente.
● Callos con garbanzos o alubias.
● Empanada de diversos rellenos, que pueden ser de ternera, pollo, chocos, xoubas, bonito, etc.
● Tortilla de patata, croquetas caseras, empanadillas, quesos, embutidos, etc.

Los furanchos son parte de la tradición vinícola y gastronómica de Galicia. Están profundamente ligados a su cultura y tradición, y son el medio de vida de muchas familias gallegas. Especialmente en aquellas regiones donde al viticultor tradicional le cuesta vender la uva, o donde el beneficio que obtiene de su venta no le permite subsistir, los furanchos son el modo de ganar un sueldo digno a base de su trabajo. Por ello debemos respetarlos, quererlos y cuidarlos.

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