Origen del vino y del cultivo de la vid

Nacimiento del cultivo de la vid para elaborar vino y su importancia en la antigüedad

El vino es una de las bebidas más antiguas y de mayor expansión en nuestro planeta. A lo largo de la historia el vino ha avanzado con las culturas, con los paisajes y territorios, con las técnicas de elaboración, con los diferentes modos de cultivar la vid, de manejar el viñedo y con el consecuente surgimiento de nuevas variedades en las diferentes zonas de tradición vitivinícola de todo el mundo.

Hoy en día las principales zonas vitivinícolas del mundo abarcan grandes territorios en Europa, Oriente Medio, Asia Occidental, Oceanía, Sudáfrica, América del Sur y América del Norte. Pero no siempre hubo vides, y mucho menos vino, en todos estos lugares, por lo que cabe preguntarse: ¿Dónde se originó el cultivo de la vid? ¿Cuándo aprendió el ser humano a elaborar vino? ¿Cuál es la cuna del vino en el mundo?

Dedicamos estas líneas a dar respuesta a estas preguntas a través de los hallazgos más recientes respecto al nacimiento y origen histórico de la cultura vitivinícola en el mundo.

 

La cuna del vino

Para hablar del origen del vino hay que hablar del origen de la vid para la vinificación, la Vitis vinifera. Esta especie de viña (la que tenemos hoy en día y de la que existen infinidad de variedades, viduños o cepas en todo el mundo) se habría originado a partir de su hermana silvestre, la Vitis silvestris. Esta vid silvestre se distribuía, según apuntan varios estudios, en Asia Central, Asia Occidental y Europa antes del Neolítico. Es muy probable que nuestros antepasados nómadas se alimentasen de las bayas de la Vitis silvestris, al igual que lo hacía con muchos otros frutos que recolectaban, además de cazar. Cuando el ser humano se hizo sedentario y comenzó la agricultura, ya en el Neolítico, habría domesticado, entre otras muchas especies vegetales, a la vid silvestre, surgiendo más tarde la Vitis vinífera.

Las evidencias más antiguas que hasta ahora se han hallado respecto a la elaboración de vino son fruto de investigaciones recientes que sitúan el origen y cuna del vino (al menos el origen más antiguo hasta ahora conocido) en la región natural del Cáucaso. Las excavaciones llevadas a cabo en dos asentamientos neolíticos en Georgia (Gadachrili Gora y Shulaveris Gora) permitieron demostrar, mediante análisis biomoleculares de residuos hallados en jarras de cerámica, la elaboración de vino hace unos 8.000 años, entre el 6.000 y el 5.800 a.C..

Jarra del Neolítico de Georgia
Jarra del Neolítico (6.000 a.C.) encontrada en Georgia. (Imagen de Mindia Jalabadze. Fuente: Wikimedia Commons)

Las investigaciones fueron publicadas en 2017 en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) bajo el título “Early Neolithic wine of Georgia in the South Caucasus”. Estos estudios son el ejemplo más antiguo conocido de la domesticación de la vid silvestre exclusivamente para la obtención de vino.

Ocho de las jarras encontradas en los asentamientos de Georgia contenían pepitas de uvas y otros restos de vinificación. El análisis de éstos permitió encontrar restos de ácidos del vino, como el tartárico, el málico, el cítrico y el succínico.

A estos hallazgos químicos se suman las evidencias arqueobotánicas que mostraron, entre otras cosas, la presencia de polen de vid en la zona, y las propias jarras de cerámica, algunas de gran tamaño y que probablemente servían para la fermentación del mosto, el envejecimiento del vino y también como recipientes para el servicio.

Este tipo de jarras también fueron halladas en yacimientos del Neolítico en Azerbaiyán y Armenia. Así, resulta muy probable que el origen del vino y de la Vitis vinifera haya sido gracias a la cultura Shulaveri-Shomu, que habitó el sur del Caúcaso en el Neolítico, concretamente en las actuales Georgia, Armenia y Azerbaiyán.

El vino en la antigüedad

Los testimonios escritos en referencia al vino más antiguos que se conservan datan del 2.500 a.C. y lo ubican en Mesopotamia, en las tierras entre el Tigris y el Éufrates, actual Irak y nordeste de Siria, donde sumerios y acadios desarrollaron la escritura cuneiforme. Entonces el vino recibía el mismo nombre que la viña, siendo denominado por los sumerios con el término Gesh-tin, que también significa madera-vida o árbol de la vida. Por su parte, los acadios la denominaron Karânu, que derivó al hebreo Karam y al árabe Karima.

Existen también evidencias de que el vino ya se elaboraba en el Antiguo Egipto hacia el 3.000 a.C., como demuestran las cámara funerarias de los faraones, que se hacían enterrar junto a sus vinos preferidos, así como algunos frescos de las pirámides que muestran la elaboración del vino.

Vendimia y elaboración de vino en el Antiguo Egipto
Representación de la vendimia y el pisado de las uvas en un fresco del Antiguo Egipto (Tumba tebana de Najt)

Tanto en las civilizaciones mesopotámicas como en Egipto, el vino era considerado una bebida de lujo, refinada y propia de las clases dirigentes y poderosas, mientras que el pueblo bebía cerveza y otros brebajes alcohólicos. Se distinguían también las calidades del vino y cualidades como si era joven o envejecido, dulce o muy dulce, tinto o claro, fuerte o amargo, etc. Incluso se distinguían las variedades con las que se elaboraban y su lugar de procedencia. Parece ser que fueron los egipcios los primeros en utilizar las etiquetas para el vino, en las que indicaban el lugar de cultivo, la añada y el nombre del elaborador (o bodeguero).

La Biblia hace muchas alusiones a la vid, entre ellas una que dice que Noé, al salir del Arca después del Diluvio, plantó una viña en el monte Ararat (Armenia), lugar donde hoy se alza el monasterio de Echmiadzin, la primera catedral del cristianismo. Además de las alusiones reflejadas en la Biblia, el vino es un elemento sagrado tanto en el judaísmo como en el cristianismo, un hecho que contribuyó a su expansión de Oriente a Occidente y hasta el “nuevo mundo”. En realidad la expansión de la cultura del vino es muy antigua y en ella jugaron un papel especialmente relevante los pueblos fenicios, griegos y romanos, pero este es un tema extenso que os contaremos en otro artículo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

*