Los tipos de botellas de los vinos de España y del mundo
El origen de las botellas de vino se remonta a la Venecia del siglo XIII, cuando se empezó a conocer el vidrio y a manipularlo. Estas primera botellas eran de vidrio soplado, muy finas y de forma más redondeada que las actuales. Siglos después, en torno al XVII, el impulso de los vinos espumosos en la región de Champagne-Ardenne (Francia) trajo consigo una mejora en las técnicas de elaboración de las botellas que debían ser más gruesas para soportar las presiones producidas por el gas carbónico. Las botellas de vino, tal y como las conocemos hoy en día, no se comenzaron a fabricar hasta el año 1821 en Bristol (Inglaterra). Así, la compañía H. Ricketts & Co. Glass Works Bristol patentó un método de producción mecánica de botellas de vino cuyo resultado apenas ha variado hasta nuestros días.
La botella más habitual y que vemos cada día en cualquier supermercado, tienda especializada o restaurante es la de 750 mL (75 cL) y cuya forma suele ser de tipo bordelesa, borgoña o de espumosos. Pero existen muchos tipos de botellas, que difieren en tamaño y forma, y que se emplean para distintos usos y tipos de vinos. A informaros sobre ello y algunas curiosidades al respecto dedicamos el post de hoy.
Tipos de botellas según su volumen
Como hemos dicho, las botellas de 750 mL son las más comunes, tanto para vinos tranquilos como espumosos, y por ello se denominan botellas estándar en cuanto a tamaño se refiere. Pero existen botellas con capacidades diferentes a la estándar y que reciben diferentes nombres.
- Benjamín, Piccolo o Split: Su volumen es un cuarto de la botella de tamaño estándar, es decir, 187.5 mL, aproximadamente una copa de vino. Este tamaño es muy habitual en aviones, trenes, minibares de hoteles, etc.
- Media botella o Demi: Como su propio nombre indica su volumen es la mitad de la estándar, 375 mL.
- Jennie: Su capacidad es de 0.5 L, o 500 mL, y se emplea sobre todo para vinos dulces y generosos. Su nombre significa aguardiente en Gales.
- Magnum: Su volumen es el doble de la estándar, es decir, 1.5 L. Algunos consideran que los vinos con características para el envejecimiento evolucionan mejor en este tipo de botellas.
- Doble Magnum: Equivalente a dos Magnums o cuatro botellas estándar: 3 L.
Si se trata de vinos espumosos, a esta botella se le llama Jeroboam que es el nombre que recibe la botella de 4,5 L en vinos tranquilos. - Jeroboam o Rehoboam: Equivalente a tres Magnums o seis botellas estándar: 4.5 L. Su nombre es el del primer rey y fundador de Israel.
Los mayores tamaños de botellas no tienen una finalidad práctica y apenas se usan para el consumo. Su principal destino es la decoración y la exhibición en espacios relacionados con el mundo del vino e incluso museos. Reciben el nombre de personajes bíblicos, y son las siguientes:
- Matusalem o Imperial: Tiene un volumen equivalente a ocho botellas estándar, de 6 L.
Como muchos sabrán, Matusalem era el hombre más viejo del mundo según la biblia. - Salmanazar o Mordechai: Equivalente a doce botellas estándar, o lo que es lo mismo, a una caja de vino. Tiene un volumen de 9 L. Según la biblia Salmanazar fue un rey asirio y Mordechai era el tío de la reina de Persia, Ester.
- Baltasar o Balthazar: De un volumen equivalente a 16 botellas estándar, de 12 L. Su nombre es el de uno de los Reyes Magos de Oriente.
- Nabucodonosor (Nabuchonodozor o Nebuchadnezzar): Equivalente a veinte botellas, su volumen es de 15 L. Éste era el nombre del Rey de Babilonia en la biblia.
- Melchor o Solomon: Equivale a veinticuatro botellas estándar, o lo que es lo mismo, a 18 L. También debe su nombre a uno de los Reyes Magos de Oriente.
Incluso las hay de tamaños superiores, aunque son todavía mucho menos comunes, como la Sovereign de 25 L, la Primat de 27 L y la Melchizedek de 30 L.
¿Por qué el volumen de 75 cL es el más utilizado en las botellas de vino?
No pocos se preguntan por qué el tamaño estándar de botellas de vino es de 750 mL, y no de 1 litro o medio litro, ya que estos volúmenes son mucho más empleados en general. Parece que no existe una única razón para ello, y en realidad se debe a un conjunto de factores históricos.
Ya en tiempos del Imperio Romano, se consideraba que un volumen en torno a los 700 mL de vino (que se consumía generalmente rebajado con agua) era la cantidad diaria idónea para una persona. Si bien es cierto que en tiempos de los romanos todavía no existían las botellas de vidrio. Así, algunos autores señalan que el origen de este volumen en las botellas se debe al volumen de aire que los sopladores eran capaces de exhalar al manipular el vidrio para hacer las primeras botellas, ya que la fuerza de un soplado alcanza de media volúmenes de hasta 650-750 mL.
Otra de las causas de mayor relevancia se remonta a principios del siglo XIX en Inglaterra, cuna de la producción industrial de botellas de vino. La medida que se empleaban en el sistema de comercio inglés por aquel entonces era el galón. Así, la unidad de comercialización del vino embotellado y para el cálculo de los impuestos en el comercio internacional se estableció en un quinto de galón, es decir, 757 mL.
Sin embargo, no fue hasta bien entrado el siglo XX, en el año 1975, que en Europa se estableció una legislación sobre envases que solo permitía el formato de 75 cL (750 mL) para las botellas dentro del rango situado entre el 0,5 y 1 litro. A partir de entonces el formato de 75 cL es el más extendido en todo el mundo.
Tipos de botellas según su forma
La botella Bordelesa es la más común en todo el mundo y procede de la región francesa de Burdeos.
Otra muy habitual en los mercados es la Borgoña, de hombros más caídos que la anterior y base más ancha. Es el tipo de botella más antigua de todas las conocidas y su nombre procede de la región homónima en Francia.
Las botellas de tipo Rhin, o Rhein en alemán, se emplean principalmente para los vinos de las regiones a orillas del Rin en Alemania, como sus famosos Riesling. También se emplea para embotellar vinos blancos en muchas otras partes del mundo.
Las botellas de espumosos son fácilmente reconocibles por su forma, por el mayor grosor del vidrio con el que están hechas y por la forma de la boca de la botella, que presenta dos hendiduras pronunciadas. Frecuentemente se denominan botellas Champagne o Cava.
La botella Jerezana debe su nombre a la región gaditana de Jerez de la Frontera. Se emplea principalmente para vinos generosos andaluces y también para algunos licores portugueses. Presenta una forma similar a la bordelesa, pero con el cuello más ancho y en ocasiones también los hombros.
Botellas exclusivas de regiones determinadas
Algunas botellas se consideran características y definitorias de algunas regiones vitivinícolas del mundo, por lo que su uso está restringido a estos tipos de vinos.
La botella Bocksbeutel o Cantil es la más llamativa de todas por su peculiar forma redonda y aplanada que recuerda a las primeras botellas de vidrio utilizadas en la historia. Se emplea en vinos de la región vitícola alemana de Franconia y también en algunos vinos italianos, griegos y portugueses.
La botella Flûte d’Alsace es alargada y estrecha, muy similar a la tipo Rhin, y exclusiva de algunos vinos franceses.
La botella Tokaj es exclusiva de estos vinos naturalmente dulces de Hungría. Presentan un cuello largo y cuerpo cilíndrico, su volumen es menor al habitual, entre 187.5 y 500 mL.
También existe una pequeña botella de 62 cL, llamada Clavelín, que es la única botella autorizada para el llamado vin jaune del Côte du Jura, Arbois, L’Etoile y Château Chalon en Francia.
Además de los tipos de botellas que os hablamos aquí, existen en el mercado variantes de éstas, algunas de las cuales no se corresponden con ninguna clasificación y son una herramienta de marketing para mejorar la presentación de los vinos y atraer la atención de los consumidores o incluso, en ocasiones, forman parte de la marca de la propia bodega.
Estas botellas “peculiares” son más bien poco frecuentes, ya que suponen un gasto adicional para los productores. Lo habitual en el mundo del vino es mantener la tradición en los tipos de botellas e innovar en el etiquetado, una forma más rentable de transmitir la imagen de la marca y atraer a los consumidores.