Monasterios que expandieron la cultura del vino en Galicia

Los monjes que contribuyeron al cultivo de la vid en Galicia

En la Edad Media, tanto en Galicia como en otras muchas regiones vinícolas de España, las instituciones eclesiásticas, y especialmente los monjes de los monasterios, jugaron un papel clave en la introducción y expansión del cultivo de la vid para elaborar vino. Las razones de que los monasterios fuesen protagonistas en la expansión del cultivo de la vid son fundamentalmente tres: la posesión de tierras de cultivo y tierras aforadas, la posesión de conocimientos y la necesidad de elaborar vino, el cual era necesario para la sagrada eucaristía y, también, para venderlo.

En la Edad Media los monasterios de Galicia dominaban numerosas tierras del cultivo en zonas como la Ribeira Sacra, el Ribeiro o las Rías Baixas, así como en varios lugares en torno al Camino de Santiago, donde se situaban la mayoría de construcciones religiosas. Muchos monjes cistercienses llegaron a Galicia por el camino de Santiago, y otros llegaron acompañando a la dinastía de Borgoña, que vino a Galicia a principios del siglo XII con motivo del casamiento de Raimundo de Borgoña con la reina Urraca. Estos monjes traían consigo conocimientos de viticultura, de como cuidar las viñas y extraer lo mejor de ellas, y dejaron un profundo legado en Galicia.

También se postula que algunas variedades de vid tradicionales de Galicia fueron introducidas por ellos traídas desde Francia. De hecho en Galicia tenemos variedades comunes con las de viñedos franceses, tales como la Tinta da Zorra (Petit Bouschet en francés), Gran Negro (Gran Noir de la Calmet), Garnacha Tintoreira (Alicante Henri Bouschet) y Agudelo (Chenin Blanc). Incluso hay quien dice que los monjes de Cluny trajeron la variedad Albariño desde Francia y que ésta se adaptó posteriormente a nuestras condiciones climáticas y edáficas. Pero lo cierto es que los análisis genéticos no lo demuestran así, y existen en Galicia variedades autóctonas que no tienen ninguna relación con las francesas o las de otras partes del mundo.

Aunque la labor de los monjes en la expansión y optimización del cultivo de la vid en Galicia es innegable, así como la introducción de algunas variedades foráneas, en Galicia ya se cultivaba la vid para elaborar vino mucho tiempo antes de su llegada, al menos desde la época de los romanos, tal y como demuestran algunos hallazgos como los lagares rupestres y también la gran diversidad de variedades autóctonas que aquí tenemos, las cuales se originan a lo largo de muchos siglos o miles de años de cultivo.

En cualquier caso, gran parte del cultivo de la vid y de la producción de vino en Galicia estuvo durante siglos fuertemente influenciada por las órdenes eclesiásticas, al menos hasta la desamortización de Mendizábal que culminó en el siglo XIX. Dada su importancia en el cultivo de la vid, el vino y la cultura gallega, dedicamos unas líneas a hablaros de algunos de los monasterios que más han influido en la expansión de la viticultura en Galicia.

 

Monasterio de Armenteira

Patio interior del Monasterio de Armenteira

Existe una leyenda que indica que los monjes de Cluny (Cluni o Clugny) fueron los primeros en plantar una cepa de Albariño en Galicia, concretamente en el Monasterio de Armenteira en el siglo XII. Pero lo cierto es, como ya hemos mencionado, que esta variedad se originó en Galicia y no fue introducida desde ningún otro lugar.

Lo que sí es cierto es que la influencia de estos monjes trajo consigo una intensificación del cultivo de la vid en Meis y en las tierras aledañas, es decir, en el valle del Salnés, y también en los valles del río Umia, todas ellas zonas de la actual DO Rías Baixas. Asimismo, también se les atribuyen contribuciones a la extensión del cultivo de la vid por toda Galicia y norte de Portugal.

 

Monasterio de San Clodio

Monasterio de San Clodio

El Monasterio de San Clodio se halla en el municipio de Leiro (Ourense), en la que hoy es la DO Ribeiro, la denominación de origen más antigua de Galicia y una de las comarcas vitivinícolas con más historia de España.

Aunque su origen es desconocido, en un primer momento estuvo habitado por los monjes negros de la orden de San Benito, quienes lo convirtieron en un núcleo agrícola próspero. Posteriormente los monjes del Císter se asentaron en San Clodio, y a ellos se le atribuye la expansión del cultivo de la vid en esta zona.

Estos monjes también se dedicaron al estudio de las variedades autóctonas del lugar, las cuales cuidaban con esmero para obtener vinos de gran calidad. Incluso llevaron a cabo la inmensa labor de reimplantar viñedos enteros con estas variedades. Pero el éxito de comercial de los vinos del Ribeiro en la Edad Media no habría sido posible sin la contribución de los comerciantes judíos que habitaron estas tierras, estableciendo rutas comerciales y llevando los vinos del Ribeiro a otras zonas de Europa.

También fue importante la contribución de los monjes del monasterio de Oseira, situado en en el municipio de San Cristóbal de Cea, a medio camino entre el Ribeiro y la Ribeira Sacra. Estos monjes asentaron numerosas granjas y prioratos que se dedicaban al cultivo de la vid en las zonas de O Ribeiro bañadas por el río Miño. De ello se conservan documentos de los siglos XII y XIII.

 

Monasterios de la Ribeira Sacra

Monasterio de San Esteban del Sil

La Ribeira Sacra está llena de pequeños y grandes monasterios que contribuyeron, al menos una buena parte de ellos, a la expansión del cultivo de la vid en la zona. En los documentos que todavía se conservan, aparece una de las primeras menciones al vino en Galicia, y data del año 876. Se trata de una donación de viñas situadas en la actual subzona de Amandi de la DO Ribeira Sacra al monasterio de Santa Cristina por parte de unos fieles que a cambio pedían que los monjes velasen por el eterno descanso de sus benefactores.

Gracias a las investigaciones del historiador Víctor Rodríguez Muñiz hoy sabemos que cada monasterio de la Ribeira Sacra tenía su área de influencia en la época, configurando así el mapa vitícola de la zona. Algunos de los monasterios más influyentes fueron el de Santa Cristina, el de Santo Estevo, el monasterio femenino de Ferreira, el monasterio de San Vicente do Pino y el monasterio de Montederramo.

Los monjes de estos monasterios regían la producción de la uva en las tierras aforadas, controlaban el momento de la vendimia (bajo mandato expreso) y en ocasiones obligaban a plantar solo viñedos en los terrenos de cultivo.

 

Monasterio de Santa María de Oia

Mosteiro de Oia

Se dice que los monjes cistercienses de Oia implantaron el cultivo de la vid según la costumbre de las abadías francesas en tierras que hoy forman parte de la DO Rías Baixas. Así, el impresionante Monasterio de Santa María de Oia, además de hallarse en una ubicación sin igual y de mostrar una arquitectura hermosa, suma una importante contribución de sus monjes a las costumbres del lugar, no solo por la expansión de la viticultura, sino también por otras contribuciones como el cuidado de caballos salvajes, la roturación de tierras o la apertura de caminos.

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