Toneles de castaño y roble gallego: de la tradición a la innovación
Los recipientes de madera se empleaban tradicionalmente en Galicia para vinificar las uvas y almacenar los vinos. Se trataba de tinos o cubas elaboradas principalmente con madera de castaño, aunque en ocasiones también de roble.
Las uvas se pisaban en grandes tinos abiertos o en tolvas de madera sobre las cubas, recipientes en los que después se fermentaban los mostos en presencia o no de los hollejos. Los toneles de madera se utilizaban también para almacenar el vino en las bodegas, pasándolo a barriles para su transporte. Esta forma tradicional de elaborar los vinos todavía se mantiene en muchas bodegas de particulares en Galicia, que siguen empleando los mismos recipientes que sus ancestros.
Estos recipientes se fabricaban con las maderas nobles gallegas más abundantes: el castaño o castiñeiro (Castanea sativa) y el roble o carballo (Quercus robur). Árboles característicos del paisaje gallego y que abarcan grandes extensiones en nuestro territorio. La calidad de estas maderas era bien conocida por los gallegos que las empleaban para la fabricación de todo tipo de útiles: desde muebles, hasta las vigas de las casas, arados o carros de bueyes.
Hacia finales del siglo XX el uso del acero inoxidable se instaló en la mayoría de las bodegas gallegas, y continúa estando muy extendido. Sin embargo, cada vez son más las bodegas que incorporan los tradicionales recipientes de madera de roble gallego o de castaño a sus elaboraciones. Una vuelta a la tradición vinícola de Galicia de la que seguro todos tenemos mucho que aprender y, si está ahí, será por algo ¿no?
Recipientes de castaño
Un grupo de investigación de la Escuela Politécnica Superior de Lugo liderado por Ignacio J. Díaz-Maroto Hidalgo, ha llevado a cabo varios trabajos con diferentes bodegas gallegas para determinar el potencial de los recipientes de madera de castaño en la elaboración de vinos.
La primera prueba se realizó en 2010 en colaboración con Adega Algueira, en la Ribeira Sacra. Observaron que la madera de castaño presenta grandes aptitudes para elaborar vinos gallegos y que aporta muchos taninos al vino, incluso más que el roble. A día de hoy Adega Algueira continúa empleando recipientes de madera de castaño en sus elaboraciones con resultados magníficos.
Paralelamente, algunos elaboradores de Galicia se han percatado de las cualidades de la madera de castaño para la vinificación. Tal es el caso de Alberto Nanclares, cuya actividad principal está en las Rías Baixas, pero que también elabora vinos en la Ribeira Sacra y en el Ribeiro. En 2016 incorporó un tonel de 800 litros de madera de castaño a sus elaboraciones en la Ribeira Sacra, un recipiente que consiguió gracias a una tonelería asturiana que los fabrica para hacer sidra.
En colaboración con Nanclares, la bodega de O Ribeiro Cume do Avia, también introdujo cubas y barricas de castaño en su bodega, creando magníficos vinos de crianza.
También en O Ribeiro, la enóloga y viticultura Iria Otero Mazoy elabora sus “Vinos con memoria” en barricas de castaño, si bien también trabaja con otros materiales como el hormigón.
Otras bodegas de la zona, como Val de Souto conservan las cubas centenarias de madera de castaño que empleaban sus antepasados y que nunca han caído en desuso, continúan elaborando sus vinos en ellas.
Recipientes de roble gallego
Resulta llamativo que una de las empresas de whisky irlandés que más vende en el mundo, Jameson Irish Whiskey, lleva varios años empleando madera de roble gallego para madurar sus destilados, conscientes de sus cualidades y de los excelentes aromas que esta madera aporta. Sin embargo, solo algunas bodegas gallegas se han decidido por emplear el roble gallego en sus elaboraciones. Ello se debe fundamentalmente a que Galicia carece de la industria tonelera especializada necesaria para su fabricación a gran escala, siendo por tanto un propósito muy difícil de conseguir y, sobre todo, muy caro. Las barricas se ensamblan a mano y requieren de los conocimientos de un maestro tonelero, desgraciadamente en nuestra comunidad carecemos actualmente de esta tradición artesanal, aunque sí la hubo hace algunas décadas.
La investigadora del grupo BioModem de la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería de Lugo, Adriana Conde, trabaja con diferentes modelos de barricas de roble gallego en busca del tamaño más adecuado para elaborar vinos. Además, lleva a cabo estudios para determinar la viabilidad del noroeste peninsular para abastecer de madera a la industria tonelera. Haciendo un uso responsable de la superficie forestal, ésta se puede revalorizar aportando crecimiento económico, además de proteger los bosques autóctonos y su biodiversidad.
Puesto que cada vez son más las bodegas de Galicia que emplean recipientes de madera para elaborar sus vinos, tanto blancos como tintos, y a la vista de las magníficas cualidades que las maderas gallegas tienen para la vinificación, la idea de implantar una sólida industria tonelera en Galicia cobra sentido. Solo el tiempo dirá hasta dónde nos lleva todo esto y si algún día, quizás, las barricas de roble del noroeste peninsular serán una opción añadida a las de roble francés o americano.