Guía básica de la viticultura ecológica

Viticultura ecológica para curiosos y principiantes

En la agricultura ecológica se prohíbe el uso de organismos modificados genéticamente (OMG) y de compuestos químicos (herbicidas, pesticidas y plaguicidas) de reconocida toxicidad para el medio ambiente. Se basa en los principios de la gestión autosuficiente y, sobre todo, en el mantenimiento de agroecosistemas saludables, favoreciendo la instalación de otras especies de plantas, animales y microorganismos que contribuyen al mantenimiento de un equilibrio natural.

Se podría decir, que se basa en un sistema agrícola (creado por el hombre) en el que se permite la entrada y convivencia de organismos naturales presentes en la zona, los cuales interaccionan con el medio y con el propio cultivo, compitiendo por recursos y estableciendo relaciones ecológicas que contribuyen al establecimiento de un equilibrio natural. Este equilibrio entre especies es fundamental para mantener a raya las plagas de hongos e insectos fundamentalmente. Asimismo la agricultura ecológica emplea métodos y enmiendas que contribuyen a fortalecer el cultivo y sus propias defensas frente a enfermedades.

En toda Europa, la agricultura ecológica está sujeta al Reglamento (CEE) 2092/91, que regula los métodos de producción agrícola, pero también la ganadera y de transformación de alimentos. El control y la certificación de producciones ecológicas en Galicia está regulada por el CRAEGA (Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica de Galicia).

Los viticultores gallegos pueden certificar la producción y gestión de su viñedo ecológico desde el año 2009 (en el DOG: “Orde do 3 de abril de 2009 pola que se aproba o regulamento de funcionamento do Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica de Galicia”). Mientras que la certificación específica de vino ecológico llegó en 2012, con el Reglamento (UE) 203/2012, mediante el cual se certifica que no solo las uvas son ecológicas, sino también su elaboración en bodega.

Según datos del CRAEGA, actualmente hay 26 productores de uva para vinificación que cuentan con viñedos de producción ecológica certificada en Galicia y 19 bodegas que elaboran sus vinos de acuerdo a los requisitos ecológicos certificados.

 

Principios básicos de la viticultura ecológica

Los principios de la agricultura ecológica se articulan en una premisa fundamental: permitir la instalación de de la diversidad biológica en el campo de cultivo, tanto en el suelo como en la auperficie. Así, cuantos más organismos animales (insectos, reptiles, aves…), vegetales y, aunque no son visibles, también microorganismos haya en el viñedo, mayor será la competencia por los recursos y las plagas encontrarán más difícil su instalación y expansión. Son de especial interés ciertos animales (principalmente insectos) que son enemigos naturales de plagas que afectan al cultivo, a ellos se les denomina de forma genérica fauna auxiliar. Así, esta fauna auxiliar depende de la diversidad biológica que haya en el viñedo y en los alrededores, y por ello la agricultura ecológica se centra, en gran medida, en establecer medidas que permitan la instalación de esta biodiversidad en el cultivo, creando un agroecosistema rico y diverso.

Por otro lado, la estructura y salud del suelo contribuye de forma directa al mantenimiento de cultivos sanos y capaces de activar sus defensas naturales ante cualquier adversidad.

 

Manejo del suelo y buenas prácticas ecológicas

El manejo del suelo es una prioridad en el cultivo ecológico y de él dependen tanto la nutrición adecuada de las vides como la protección eficaz contra enfermedades y plagas. La fertilización del suelo y su manejo están enfocadas a evitar la erosión y mantener su estructura, a aportar nutrientes a las vides y a fomentar la actividad biológica del suelo (microorganismos, lombrices e insectos fundamentalmente).

Ello se consigue siguiendo la denominadas buenas prácticas ecológicas, que se fundamentan en lo siguiente:

  • Mínimo laboreo para evitar alterar la estructura del suelo y reducir la erosión.
  • Aporte de materia orgánica en forma de compost (de estiércol, de bagazo o de otra clase), mediante el triturado e incorporación de los restos de poda al suelo o mediante la quema de los restos de poda e incorporación de las cenizas (evita el riesgo sanitario debido a enfermedades de la madera). El uso de restos de poda permite además el reciclaje de una gran cantidad de nutrientes que la planta había incorporado previamente.
  • Cubiertas vegetales para reducir la flora arvense y evitar la erosión del suelo.

 

En viticultura es muy importante conseguir una fertilización equilibrada y sin exceso de nitrógeno que permita una nutrición vegetal adecuada y equilibrada, reduciendo el impacto de las plagas y enfermedades que eventualmente pudieran darse.

 

Cubiertas vegetales, setos y corredores verdes

Viñedo ecológico con diente de león

Las cubiertas vegetales consisten en la siembra de plantas beneficiosas, o en dejar crecer vegetación natural, en las calles del viñedo. Así se reduce de forma significativa el crecimiento de flora arvense (malas hierbas) y se reducen las labores para su eliminación, sin necesidad de emplear maquinaria ni herbicidas. Además, las plantas atraen a insectos y otros animales que contribuyen a mantener la biodiversidad.

Las plantas de mayor interés para sembrar las cubiertas son:

  • Las leguminosas (familia Fabaceae): por su capacidad para fijar nitrógeno en el suelo y atraer fauna beneficiosa.
  • Las crucíferas (familia Brassicaceae): por su capacidad para bombear nutrientes desde las capas profundas del suelo.
  • Las plantas compuestas (familia Asteraceae): son grandes atrayentes de fauna útil y beneficiosa para el viñedo.

Los corredores verdes son conexiones físicas a modo de pasillos que conectan el interior del viñedo con las zonas naturales de los bordes, favoreciendo la circulación y entrada de organismos beneficiosos. Son adecuados para parcelas de viñedo grandes, algo que en Galicia apenas hay, ya que la mayoría de productores tienen varias parcelas pequeñas que suelen estar rodeadas de masas arbóreas, bosques, prados u otras tierras de cultivo. Es por ello que no es habitual ver corredores verdes en los viñedos ecológicos gallegos.

Setos de lavanda en un viñedo ecológico
Setos de lavanda en un viñedo ecológico

Los setos suelen ser especies de arbustos o pequeños árboles que se siembran (o crecen de forma natural) en los bordes del viñedo y que sirven como atrayentes de biodiversidad y fauna auxiliar. Además suelen emplearse especies de las que se obtiene un aprovechamiento adicional. Algunas de las plantas más adecuadas para los setos en viticultura ecológica son el rosal silvestre (Rosa canina), la ortiga (Urtica sp.), el ciruelo (Prunus sp.), la higuera (Ficus carica), la zarzamora (Rubus sp.), el espino albar (Crataegus monogyna), las jaras (Cistus sp.) y las plantas aromáticas en general.

 

Insectos beneficiosos en el viñedo

Son numerosas las especies beneficiosas y de fauna auxiliar para el viñedo: mariquitas, crisopas, arañas, avispas cazadoras y parásitas (no son beneficiosas las avispas comedoras de fruta, como la avispa velutina o asiática), escarabajos, chinches de las flores y cazadoras, moscas de las flores, libélulas, mantis, etc. Algunas de las más importantes son las siguientes:

La crisopa (Chrysoperla carnea) es una especie que se utiliza bastante en el control biológico de plagas en agricultura ya que sus larvas se alimentan de pulgones y otros pequeños insectos.

Los sírfidos (familia Syrphidae) son insectos que simulan la apariencia de una abeja o avispa (mimetismo batesiano) como defensa contra posibles depredadores, aunque en realidad poco tienen que ver con estos insectos. Algunas especies han sido empleadas en el control biológico de plagas, especialmente de pulgones. También son grandes polinizadores y por ello se les ha denominado popularmente “moscas de las flores”.

Las mariquitas (subfamilia Coccinellinae). La especie Coccinella septempunctata es la mariquita más común en Europa. Tanto los adultos como las larvas son depredadores muy voraces de pulgones y han llegado a introducirse en Norteamérica para combatir las plagas de estos parásitos de las plantas.

Mariquita en viñedo

La chinche de las flores (género Orius) es un depredador de otros insectos que pueden llegar a ser plagas de cultivos agrícolas (mosca blanca, pulgones, ácaros, etc.). Se utilizan especialmente para el control biológico de los tisanópteros o trips, unos temidos insectos que además de alimentarse de las plantas son vectores de virus que afectan a vegetales.

La chinche azul (Zicrona caerulea) se alimenta de las larvas del escarabajuelo, comúnmente denominado “corocha” o “lagarta” (Haltica ampelophaga). Los escarabajuelos pueden devorar las hojas y otras partes tiernas de la vid cuando está en brotación, provocando graves daños en el viñedo.

 

Técnicas de manejo y cuidado del viñedo

Además de factores tan importantes como emplear variedades de vid adecuadas para las características edafoclimáticas de la finca y una poda de invierno también adecuada para el vigor y capacidad productiva de la planta, en la viticultura ecológica son fundamentales las labores en verde, como los deshojados o el deschuponado, que permitan una buena aireación de las vides. Esto es, si cabe, aún más importante en lugares donde la humedad relativa es elevada, como Galicia, ya que favorece la proliferación de hongos como el Mildiu o el Oídio en el momento que las temperaturas ascienden (primavera y verano).

Otras operaciones como la cosecha en verde, que consiste en eliminar racimos completos de la vid, contribuyen a mejorar la maduración de los demás racimos y equilibrar la carga productiva de la planta. Aunque esto último se realiza, en realidad, durante la poda de invierno.

Al igual que en el agroecosistema del viñedo, la viticultura ecológica busca un equilibrio en la propia planta, entre su capacidad vegetativa y reproductiva, sin forzar a las vides a que produzcan un número de racimos por encima de su capacidad, lo cual comprometería la capacidad de la planta para lograr que éstos maduren en las mejores condiciones. Esto se traduce también en un mejor estado sanitario de los racimos y en un aumento de la calidad de la vendimia y el mosto resultante.

 

Tratamientos más empleados en la viticultura ecológica

La normativa de producción ecológica autoriza el uso de determinados tratamientos naturales de origen biológico (vegetal, viral, fúngico o bacteriano) y mineral para el tratamiento y prevención de plagas en la agricultura.

Ha de tenerse en cuenta, a la hora de emplear estos productos naturales, que pueden afectar también a la fauna auxiliar, por lo que su uso ha de ser moderado y solo cuando es necesario.

En general, el manejo del viñedo se basa en la prevención, trabajando para evitar las plagas y manteniendo una alta diversidad biológica, ya que reduce el efecto de los organismos dañinos. En este sentido, el uso de tratamientos es el último recurso al que recurrir, incluso aunque se trate de sustancias naturales.

 

Tratamientos minerales antifúngicos

Azufre en polvo
Azufre en polvo
Sulfato de cobre en un cubo
Restos de sulfato de cobre tras su preparación

Las sustancias minerales más empleadas en la viticultura ecológica son los compuestos de azufre y de cobre. Ambos se encuentran entre los productos agrícolas más antiguos y se vienen empleando como fungicidas desde principios del siglo XX. Su acción y modo de uso es de carácter preventivo, por lo que se aplican cuando las condiciones son favorables para el desarrollo de los hongos patógenos de la vid o, como muy tarde y de forma inmediata, cuando aparecen los primeros síntomas en el viñedo.

El azufre es empleado como fungicida sobre todo para controlar el Oídio y también muestra un efecto acaricida. Los tratamientos de azufre se aplican en polvo, principalmente en alguno de los siguientes formatos: azufre sublimado o flor de azufre (polvo de grano fino y redondeado), azufre precipitado (de grano más fino que el anterior) o azufre procedente de la hulla, también llamado azufre gris.

El cobre se emplea especialmente para el control de hongos como el Mildiu y también algunas bacterias. En Galicia, que presenta una climatología propicia para el desarrollo de Mildiu, es uno de los compuestos antifúngicos más utilizados. Se puede emplear en forma de óxido de cobre (óxido rojo u óxido cuproso amarillo), sulfato de cobre (principalmente en las preparaciones “Caldo Bordelés” y “Caldo Borgoñón”), oxicloruro de cobre y carbonato de cobre (frecuentemente empleado en combinación con el azufre para el tratamiento de Mildiu y Oídio).

Actualmente los tratamientos de cobre están muy cuestionados ya que éste es un metal pesado que se acumula en el suelo, por lo que se ha regulado su periodo máximo de utilización y su dosis máxima por superficie de cultivo y año. El carbonato de cobre es el tratamiento de menor toxicidad.

También es un recurso empleado en viticultura ecológica el denominado sulfocálcico, mixtura sulfocálcica o polisulfuro de cal, elaborado a partir de azufre, cal viva y agua, pero que también se puede adquirir ya preparado de forma comercial. Es un excelente fungicida, insecticida y acaricida que se suele emplear en invierno, cuando las vides están en parada vegetativa, ya que es muy agresivo pero evita tener que aplicar otros tratamientos posteriores en la vegetación. En ocasiones se emplea también para sellar las heridas de la madera inducidas en las podas severas y evitar la entrada de patógenos.

 

Biopesticidas: control biológico de insectos

Los biopesticidas son alternativas biológicas a los plaguicidas convencionales que emplean seres vivos (principalmente bacterias, hongos o virus) en la lucha contra plagas de insectos. Estos virus, bacterias u hongos son enemigos naturales de insectos dañinos para los cultivos y se emplean de forma controlada en la agricultura ecológica. Algunos de los tratamientos biopesticidas más empleados son los siguientes:

  • Bacterias de Bacillus thuringiensis para la lucha contra especies de Lepidópteros (orugas), Dípteros (moscas) y algunos Coleópteros (escarabajos como el de la patata y gusanos de suelo).
  • Hongos entomopatógenos como Verticillium lecanii (contra moscas blancas y pulgones) y Beauveria bassiana (contra moscas blancas).
  • El virus de la granulosis (o los poliedrosis nuclear) que afectan a lepidópteros de las familias Tortricidae y Noctuidae.

 

Preparados vegetales: tratamientos derivados de plantas

Existen multitud de plantas con actividades biológicas de interés agrícola que se llevan empleando como tratamiento frente a plagas y enfermedades desde tiempos remotos, ya sea por su acción antibacteriana, antifúngica o insecticida. Algunos ejemplos son la milenrama (Achillea millefolium), la manzanilla de Castilla (Matricaria recutita o Matricaria chamomilla), el diente de león (Taraxacum officinale), la valeriana común (Valeriana officinalis), el ajo (Allium sativum) la cola de caballo (Equisetum arvense) o las ortigas mayor y menor (Urtica dioica y Urtica urens), entre otras. Estas últimas son muy empleadas en la viticultura ecológica.

Cola de caballo (Equisetum arvense)
Cola de caballo (Equisetum arvense)

La cola de caballo (Equisetum arvense) es muy eficaz frente a hongos criptogámicos como el Mildiu, el Oídio o la Botrytis. Algunas fuentes le atribuyen también cierta capacidad insecticida contra la araña roja y los pulgones. Parece que su eficacia se debe, sobre todo, a su alto contenido en sílice coloidal.

Para su uso en agricultura ecológica se prepara una decocción en la que se utiliza toda la planta excepto la raíz. La plantas pueden ser frescas o secarse en un lugar aireado y a la sombra, y almacenarse en iguales condiciones hasta su uso. El líquido de la decocción se emplea como tratamiento curativo de enfermedades criptogámicas o como reconstituyente vegetal en combinación con el purín de ortiga.

Ortiga (Urtica dioica)
Ortiga (Urtica spp.)

La ortiga mayor (Urtica dioica) y la ortiga menor (Urtica urens) son muy comunes en bosques, praderas, márgenes de caminos y tierras de cultivo. Son plantas ricas en nitrógeno, vitamina A, vitamina C y minerales, especialmente hierro, cuya aplicación en el suelo mejora la estructura y la actividad microbiana del mismo, además de aportar nutrientes a las plantas mejorando su resistencia general frente a plagas. Además, las ortigas también presentan una potente actividad insecticida contra ácaros y pulgones, por lo que también se emplean directamente sobre las vides y no solo en el suelo.

En las preparaciones para agricultura ecológica se utiliza la planta entera (excepto las raíces) recolectada antes de la formación de semillas, y se prepara una decocción o un purín de ortiga. Además, tanto la planta entera como el purín se emplean para favorecer la fermentación del compost.

Los tratamientos combinados de cola de caballo y ortiga son muy empleados en agricultura ecológica, ya que aportan muy buenos resultados al fortalecer las plantas, mejorar la estructura y actividad biológica del suelo, y por presentar capacidades fungicidas e insecticidas.

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