Las vacas y terneras más identificativas de Galicia
La raza bovina Rubia Gallega es la más característica de Galicia. Además de ser una raza autóctona que se encuentra perfectamente adaptada a la geografía y orografía gallega, forma parte de nuestro paisaje, de nuestras costumbres y de nuestra cultura.
Su nombre hace referencia al color de su pelaje y a su origen. En gallego la palabra “rubia” hace referencia a colores rojizos o castaño-rojizos que son precisamente los característicos de esta raza.
El carácter dócil y manso de estas vacas las hacen idóneas para el sistema de producción gallego, que se basa en explotaciones familiares y tradicionales basadas en el pastoreo y marcadas por el minifundio que, a su vez, garantiza el mantenimiento de un mayor equilibrio medioambiental. Además, la Rubia Gallega se caracteriza por ser muy rústica, estando adaptada a las zonas de montaña media y los fértiles valles del interior de Galicia, aunque en realidad se acomoda con gran facilidad también a otros territorios.
Antaño, las vacas y bueyes de razas autóctonas se empleaban para tirar de carros que transportaban gran variedad de mercancías y para tirar de pesados arados con los que se trabajaba la tierra. Hoy en día las explotaciones ganaderas de Rubia Gallega se destinan a la producción de carnes de excelente calidad, principalmente de ternera que cuenta con el sello de calidad I.X.P. Ternera Galega (Indicación Geográfica Protegida Ternera Gallega), en el que también se encuentran carnes de otras razas autóctonas como Morenas del Noroeste y sus cruces. Pero la carne de vaca adulta también es muy apreciada en Galicia y en muchas otras comunidades españolas, donde se considera una auténtica exquisitez por su inmejorable sabor, su jugosidad y por su textura suave.
En toda Galicia se pueden encontrar ejemplares de raza Rubia Gallega, ya sea de particulares que tienen unas pocas vacas a explotaciones ganaderas de pequeño tamaño. Sin embargo la mayor población de Galicia se encuentra en la provincia de Lugo, donde se sitúa el 75 % del censo. También hay explotaciones puntuales de la raza Rubia Gallega en otras Comunidades Autónomas como Castilla y León, Madrid, La Rioja o Aragón.
Características de la raza Rubia Gallega
Además de producir carnes de excelente calidad que destacan por su terneza, jugosidad aroma y sabor de reconocido prestigio, la raza Rubia Gallega muestra características que la hacen muy apreciada desde el punto de vista de producción cárnica en explotaciones ganaderas.
Además de tener un crecimiento relativamente rápido, alcanzan un formato medio con la conformación generalmente larga y ancha de los animales especializados en producción cárnica. El porcentaje de carne comercial es superior al 80 %, con un 55 % de categorías extra y primera.
Los terneros alcanzan pesos entre 450 y 500 kg, mientras que las vacas adultas rondan los 700 kg y los bueyes los 1.000 kg. Todos ellos muestran las características definitorias de esta raza, como su pelaje de color castaño rojizo más o menos oscuro y sus mucosas sonrosadas.
Breve historia de la vaca rubia gallega
Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación el origen de la raza Rubia Gallega se remonta al 500 a.C. en Galicia.
Durante la segunda mitad del siglo XIX existía un importante mercado ganadero entre Galicia y la emergente Inglaterra de la revolución industrial. Este comercio se realizaba directamente a través de los puertos de A Coruña, Vigo y Carril e indirectamente también a través de Portugal. La disponibilidad de carnes de primera calidad y de vías de comercio marítimo permitían un flujo continuado a los compradores ingleses.
Sin embargo, el desarrollo de los barcos frigoríficos y la creación de nuevas vías comerciales con Argentina y Norteamérica supusieron el fin de esta relación comercial en 1892. Esto supuso un duro golpe económico para la comunidad gallega y en especial para las familias productoras. Se decidió entonces tratar de cambiar la raza de acuerdo a los estándares que predominaban en otros mercados importando sementales de las razas como la Durham, Angus, Hereford, Pardo suizo, etc. Con ello se produjo una pérdida de la unidad racial y, en los años próximos, los esfuerzos irían de nuevo encaminados a recuperar las cualidades propias de la raza original y a ponerla en valor.
Uno de los avances más significativos se produjo en 1933 gracias a la labor de selección realizada por la Dirección General de Ganadería en el “Reglamento Oficial de Libros Genealógicos”. En 1955 se creó la Delegación Técnica para la raza rubia gallega que aprobó un plan de selección en pureza con el que se pretendía conseguir una mejor conformación y rendimiento y una producción lechera aceptable.
Sin embargo no fue hasta 1969 que aparecieron las Normas Reguladoras del Libro Genealógico y Comprobación de Rendimientos del ganado vacuno de la raza rubia gallega, que fue implantado de forma oficial en las cuatro provincias gallegas por el Ministerio de Agricultura. Este conjunto de normas estaban encaminadas a mantener la pureza de la raza mediante selección, perfeccionar su conformación, mejorar sus rendimientos, conservar su rusticidad y desarrollar su precocidad, a la vez que organizaba y dirigía su proceso selectivo y favorecía su difusión. Estas Normas Reguladoras fueron modificadas en 1973 para incluir a las Asociaciones de Criadores de Ganado Selecto, como entes surgidos entre los propios ganaderos para participar en la mejora de su ganado.