Espumosos, grandes compañeros de dulces y salados
Los vinos espumosos son siempre protagonistas en celebraciones navideñas, en fiestas y bodas, o cualquier otra celebración digna de un buen brindis. Son considerados vinos elegantes y finos, y a la vez con una chispa especial que le otorgan por sus burbujas.
A los españoles nos gusta brindar después de una buena comida o cena y tradicionalmente los espumosos se consumen acompañando al postre. Lo cierto es que este tipo de vinos, especialmente los espumosos de elaboración tradicional, tienen un potencial de maridaje enorme y se pueden acompañar con diferentes tipos de platos, aperitivos y dulces.
Los Cavas y Champagnes son los espumosos más conocidos, elaborados en España los primeros y en Francia los segundos, se han ganado un merecido prestigio y reconocimiento en todo el mundo. En España, además de los espumosos de la DO Cava, muchas bodegas vinifican espumosos de gran calidad, acogidos a las diferentes Denominaciones de Origen del país. La mayoría de los vinos espumosos de Galicia se elaboran con las variedades Albariño, Godello y Treixadura (aunque también hay rosados de Mencía) y siguiendo el método tradicional o champenoise .
Según su grado de dulzor los espumosos se clasifican, de menor a mayor contenido en azúcares, en Brut Nature, Extra Brut, Brut, Extra Seco, Seco, Semiseco y Dulce. Así, un Brut Nature es el único que no tiene azúcares añadidos, del mismo modo que los vinos tranquilos secos; pero ojo, un espumoso seco sí tiene azúcares añadidos a una concentración final de entre 17 y 32 gr/L de azúcar. Los espumosos dulces son en realidad muy dulces y su concentración de azúcar supera los 50 gr/L.
Por lo general los vinos espumosos se caracterizan por presentar una buena acidez y, los mejor elaborados, tienen burbujas persistentes y muy finas que aportan una sensación de cremosidad en boca. Estas características los convierten en buenos compañeros de quesos, patés, pescados, mariscos, algunas carnes, arroces, frutas y postres varios, si bien según su grado de dulzor maridan mejor con unos alimentos u otros. Os hablamos a continuación de algunos ejemplos.
Espumosos con aperitivos
Los espumosos son grandes compañeros de aperitivos y ensaladas.
No es nada descabellado acompañar nuestra tabla de quesos preferida con un buen espumoso. Los quesos cremosos tipo brie o camembert se consideran perfectos para maridar con estos vinos, pero también resulta muy interesante probarlo con queso gallegos, especialmente uno de la DOP Arzúa-Ulloa o de la DOP Queixo Tetilla que destacan por su cremosidad,su terneza y su sabor suave y delicado.
Los espumosos con un toque dulce, especialmente los Brut, ensalzan los sabores de canapés con patés y foie gras, y también el del jamón. El contraste dulce-salado resulta muy agradable y la acidez del vino ayuda a limpiar la boca entre bocados.
Tampoco podemos perder la oportunidad, si tenemos la ocasión, de probar un espumoso con una buena ensalada o un salpicón de marisco. Pero hablando de mariscos, quizás sean las ostras las que mejor maridan con estos burbujeantes vinos.
Acompañando al plato principal
Los espumosos acompañan a la perfección los platos de carnes blancas y aves, siempre que no estén demasiado condimentadas. El maridaje resulta aún más interesante si acompañamos la carne con una salsa de frutos rojos y una ensalada, realmente espectacular.
¿Alguna vez has probado un carpaccio de carne roja con espumoso? La experiencia es verdaderamente fascinante, especialmente si el espumoso es un Brut reserva.
Los pescados un poco grasos, como una lubina salvaje o un rodaballo al horno, son una opción estupenda para el maridaje con vinos espumosos. En realidad cualquier pescado o marisco irá bien con uno de estos vinos, incluso el sushi resulta muy especial y sorprendente cuando se toma con espumoso, casi tanto como unas vieiras con espumoso de albariño.
Postres sorprendentes con espumoso
Generalmente los postres se acompañan de espumosos dulces, secos o semisecos, una opción muy acertada aunque hay que tener en cuenta que el dulzor del plato y del vino no hacen más que sumarse y pueden saturar nuestras papilas gustativas fácilmente. Por ello, resulta recomendable probar los dulces y postres acompañados de un espumoso con menos azúcar, como un Brut o un Extra Seco.
El chocolate y el espumoso son amigos inseparables. ¿Acaso hay una forma mejor de disfrutar de una caja de bombones? Un buen espumoso quedará de diez con cualquier postre a base cacao, ya sea un coulant, una mousse, una tarta… Pero si lo que nos gusta es el chocolate blanco te recomendamos encarecidamente que lo pruebes con espumoso rosado, te sorprenderá.
Las fresas, las cerezas y los frutos rojos en general maridan muy bien con espumosos, pero también algunas frutas tropicales como el mago o el maracuyá. La famosa película hollywoodiense Pretty Woman imprimió en la memoria de muchos que las fresas ensalzan el sabor del champagne. Lo cierto es que tanto el uno como el otro realzan el sabor del compañero, como en cualquier buen maridaje. Si además le añadimos un componente lácteo, como por ejemplo una tarta de queso con frutos rojos, disfrutaremos de una experiencia llena de sabores y matices.
Los vinos espumosos reserva van muy bien con frutos secos, como nueces o almendras, y también uvas e higos pasos, orejones y dátiles. Dulces que son muy típicos en navidad, incluso el mazapán adquiere un sabor sorprendente cuando se toma con un buen espumoso.
Tanto para acompañar aperitivos, platos principales o postres, los vinos espumosos son los compañeros perfectos de las mejores mesas y su versatilidad a la hora de maridarlos mucho más amplia de lo que pueda parecer. Son vinos dignos de grandes celebraciones, pero también de una cena romántica o simplemente para darnos un buen capricho.