Los pueblos costeros más encantadores de las Rías Baixas

Pueblos costeros pintorescos y encantadores

Los pueblos de la costa gallega son de esos que no se olvidan, no sólo por su hermosura o lo pintoresco de sus casas, sino porque en ellos se respira la brisa del mar como en ningún otro sitio. Pasear por sus calles es como viajar al pasado y percibir un mundo de sensaciones nuevas, desconocidas por muchos, pero siempre amigables y sinceras. Son lugares que no se describen del todo a menos que se visiten y se sientan en primera persona.

Desde aquí queremos descubrir algunos de los pueblos costeros de las Rías Baixas que ofrecen mucho más de lo que se ve, pueblos que se deben visitar, al menos, una vez en la vida.

 

A Guarda

Esta villa situada en el extremo más al sur de Galicia cuenta con una amplia historia ligada al mar y a la pesca. El pueblo de A Guarda sorprende al visitante nada más verlo. Las antiguas casas de pescadores se amontonan junto al muelle marítimo, que se abre hacia el inmenso océano Atlántico y recibe de él su incesante oleaje y la brisa más pura y fresca. A un lado sobresale una escarpada colina, el Monte de Santa Trega, cuya cumbre alberga una de las vistas panorámicas más vertiginosas y espectaculares de Galicia, además de unos de los Castros mejor conservados de toda la región.

Pasear por sus calles es todo un placer, en las proximidades del muelle encontraremos multitud de restaurantes de pescados y mariscos y agradables terrazas para tomarse un vino mirando al mar.

 

Baiona

Una de las villas del sur de Pontevedra más visitada por turistas y veraneantes, por la calidad de sus servicios, por las playas de su entorno y por ser uno de los pueblos más bonitos de las Rías Baixas. Pero además Baiona ha sido clave en varios episodios de la historia, destacando entre todos ellos la arribada de la Carabela Pinta en 1493 tras el primer viaje realizado por Cristóbal Colón gracias al cual los europeos descubrimos la existencia del continente americano.

Tan pronto nos adentramos en Baiona nos sorprende su hermosa península rodeada por la fortaleza de Monterreal y que alberga un precioso Parador. Hay además un paseo que la rodea y nos ofrece espectaculares vistas de la ensenada y de las Islas Cíes. Este paseo marítimo continúa por el embarcadero de Baiona hacia el interior de la ría y sus playas.

Pero la grandeza de la fortaleza de Monterreal no es lo único que nos sorprenderá de Baiona, otros lugares como la Virgen de la Roca, una impresionante estatua de 15 metros, o el Faro de Cabo Silleiro dejan a más de uno boquiabierto. La zona antigua de esta villa es perfecta para disfrutar de sus restaurantes y terrazas al cobijo de sus callejuelas en verano.

 

Combarro

Este pueblo es único en el mundo por sus decenas de hórreos al pié del mar, uno tras otro se suceden mientras caminamos por sus antiguas calles empedradas entre casas de pescadores. Algunos de los hórreos están tan cerca del agua que se inundan cuando hay mareas vivas.

Y es que Combarro es uno de esos pueblos para visitar a pié, pasear sus pintorescas callejuelas y sorprendernos de sus rincones. En cada plaza, en cada crucero, en cada calle y en cada casa se respira historia y tradición, permitiéndonos percibir el auténtico espíritu marinero de Galicia. Eso sí, además de sus hórreos no podemos perdernos la plaza de A Chousa ni la Rúa do Mar, ambas llenas de pequeñas tiendas de productos tradicionales, restaurantes, bares y terrazas que son un auténtico lujo al alcance de todos.

 

Cambados

La villa marinera de O Salnés, más conocida como la capital del vino albariño, Cambados es el lugar perfecto para disfrutar de una oferta gastronómica y enoturística como hay pocas en el mundo.

Aquí se celebra la Fiesta de la Vieira cada septiembre, algo que nos dice mucho de su tradición pesquera y marisquera. En sus restaurantes degustaremos espectaculares pescados y mariscos traídos directamente de su gran lonja. Y para los amantes del buen vino, además de degustar los mejores albariños del mundo, aquí tendrán la oportunidad de conocer el Museo Etnográfico y del Vino de Cambados, una visita obligatoria para descubrir la rica tradición vitivinícola de la zona. Además, el primer domingo de agosto se celebra la Fiesta del Albariño, declarada de Interés Turístico Internacional.

Pero todo lo que nos ofrece esta villa no se queda solo ahí. Es una delicia pasear por sus adoquinadas calles de la zona antigua y sorprendenos con sus iglesias, sus hermosas casas señoriales y rincones llenos de magia, como la plaza de Fefiñáns y su formidable pazo. Disfrutar de su paseo marítimo hasta el Pazo de Montesacro y visitar las ruinas de la iglesia de Santa Mariña Dozo, consideradas Monumento Nacional, son algunas de las visitas indispensables si visitamos Cambados.

 

Rianxo

Este es uno de los pequeños pueblos marineros más bonitos y encantadores del norte de la Ría de Arousa. En Rianxo las casas se amontonan muy pegadas al mar y, frente a ellas, el antiguo muelle sirve de amarre a las pequeñas y coloridas embarcaciones de los pescadores.

Lo que no nos podemos perder de Rianxo es un recorrido por su paseo marítimo con vistas a la ensenada. Éste comienza en una fortaleza medieval, el Castelo da Lúa, que se adentra en el mar y nos ofrece espectaculares vistas de la península de O Barbanza. En su recorrido de dos kilómetros, siempre al lado del mar, pasaremos por puentes y pasarelas de madera que transcurren por preciosas playas y zonas verdes que nos invitan a descansar y disfrutar de la suave brisa. Ya en el pueblo numerosos bares, restaurantes y antiguas tascas de marineros nos reciben con las puertas abiertas y lo mejor de la gastronomía marinera.

Sus callejuelas están llenas de rincones con encanto vinculados con el patrimonio cultural gallego, como casas de pescadores con conchas de vieiras pegadas en sus muros, que se empleaban para protegerlas de la lluvia. En la Calle de Abaixo, paralela al paseo marítimo, se encuentran las casas donde vivieron los escritores rianxeiros Castelao, Rafael Dieste y Manuel Antonio, de las tres sólo la de Manuel Antonio se ha convertido en un museo que se puede visitar.

No podemos despedirnos de Rianxo sin visitar alguno de sus hórreos, que son de los más grandes de Galicia, y entre los que destaca el de Araño que además está muy cerca del Mirador de Castro Barbudo, todo un espectáculo.

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